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Asamblea de la discordia

Santa Cruz, el departamento que debería liderar la construcción del Estado autonómico en Bolivia, es uno de los más rezagados en este propósito. Una lectura política superficial diría que faltó voluntad, tanto en las élites cruceñas como en las autoridades gubernamentales para lograr no solo que apruebe un estatuto autonómico legítimo e inclusivo, sino también para convertir a la región en un ejemplo a seguir.

Pero también es posible señalar que el principal problema está en la falta de cultura política de quienes representan a la población cruceña en su conjunto; pues, como lo demuestra un reciente reportaje del corresponsal de este diario en Santa Cruz, la Asamblea Legislativa Departamental hasta ahora no ha podido constituirse en el órgano deliberante, legislativo y fiscalizador que debe ser.

No son solo las bien conocidas pugnas entre representantes que militan en el MAS y en el Movimiento Demócrata Social, o entre éstos y la bancada del bloque indígena, sino también dentro de cada una de estas organizaciones. Así, mientras las y los 28 asambleístas están sumidos en pugnas de poder y en desacuerdos que no son resueltos por falta de voluntad y visión, el pueblo cruceño en su conjunto vive sin saber si alguna vez podrá disfrutar de los beneficios de la autonomía con la que siempre estuvieron de acuerdo.