El examen neoliberal
Los economistas que impulsaron el neoliberalismo se aplazaron rotundamente en la década de los 90.
Después de las noticias sobre el examen escrito que rindieron los aspirantes a magistrados, a un alma neoliberal, cansado de esperar la crisis económica, se le ocurrió que también podría aplicarse un examen de competencia para ministro de economía, en su claro sueño de postularse al mismo (Página Siete 09/07/2017).
Supongamos por un instante que se habilita un proceso de examen para la cartera de Economía. Tal evento me lleva a preguntarme si las mentes neoliberales deberían postular a dicha prueba. Más allá de lo polémico que podrían resultar las preguntas del test, lo cierto es que los economistas que impulsaron y continúan promoviendo la corriente del neoliberalismo en el país ya dieron un examen (práctico) durante la década de los 90 e inicios de 2000, y se aplazaron rotundamente en el manejo de la economía boliviana.
Recordemos algunas de sus respuestas. Su principal y compleja medida aplicada fue la privatización de las grandes empresas públicas, a la que denominaron “capitalización”. Esta millonaria operación tuvo poco efecto en la modernización de las empresas (un claro ejemplo fueron la empresas ferroviaria ENFE y la de aviación LAB) y no pudo cumplir la oferta de un crecimiento del 8% del PIB, eliminación del déficit fiscal y la creación de 500.000 empleos nuevos.
En el tema de la política cambiaria, la continua depreciación de la divisa boliviana no logró mejorar la competitividad de nuestras exportaciones como se lo esperaba. Y la dolarización amputó las manos a la política monetaria del Banco Central de Bolivia.
El Estado, reducido a una mínima posición de gendarme, se caracterizó por esforzarse en buscar financiamiento para cubrir sus gastos corrientes; el déficit fiscal de aquel entonces (que en promedio alcanzó a -5% del PIB entre 1985 y 2005) siempre fue motivo de sometimiento ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y las escasas políticas de empleo no pudieron detener la creciente ola del desempleo nacional, que llegó a un máximo de 8,7% en 2002.
El anacrónico funcionamiento del neoliberalismo no logró responder apropiadamente a los cuestionamientos macroeconómicos de la económica boliviana. La reprobación de los neoliberales fue inminente, y el desmoronamiento del proyecto ocurrió con preguntas irresueltas en temas de extrema pobreza y alta desigualdad, ambas de las más altas de Latinoamérica en aquel tiempo.