Icono del sitio La Razón

Cóndores, en peligro

El cóndor, uno de los emblemas patrios más entrañables de Bolivia, se encuentra en peligro de extinción. Esto debido a que algunos comunarios los cazan para “evitar” la depredación de su ganado, pero también y sobre todo porque son muchos los folkloristas que gustan lucir trajes confeccionados con sus plumas en entradas folklóricas como el Carnaval de Oruro o el Gran Poder.

Con el fin de contrarrestar esta desafortunada tendencia, representantes de diferentes instituciones dedicadas al cuidado de la naturaleza y el desarrollo local se han propuesto elaborar un proyecto de ley que impulse acciones concretas para preservar su supervivencia. Para tal efecto, han creado el Grupo de Trabajo del Cóndor Andino, responsable de redactar la mencionada ley en coordinación con el Ministerio de Medio Ambiente y Agua. Adicionalmente, se están ejecutando diversos proyectos para dotar de insumos y recomendaciones a esta necesaria política de Estado en ciernes.

Uno de estos emprendimientos es el conteo de cóndores que existen en el país. De acuerdo con los resultados preliminares de esta investigación, que está siendo elaborada por la organización Wilde Conservation Society (WCS) con el apoyo de la Dirección Nacional de Biodiversidad, en Bolivia existen solamente entre 1.000 y 1.200 cóndores, la mayoría de ellos en áreas protegidas de la Cordillera Oriental del país. Mientras que en la Cordillera Occidental su número se ha reducido significativamente, por los motivos antes señalados.

Ahora bien, habida cuenta de la importancia simbólica, cultural y biológica de esta majestuosa ave que corona el escudo nacional para el país, es de esperar que esta iniciativa reciba todo el apoyo posible de parte del Gobierno, de tal manera que se apruebe cuanto antes la mencionada norma, pero también y sobre todo que, una vez aprobada, se le dote de los recursos necesarios para ponerla en práctica.

Y es que de nada va a servir una ley en tal sentido si es que, por un lado, no se realizan campañas educativas entre los comunarios que conciben a los cóndores como una amenaza, explicándoles que lejos de ser un perjuicio para los ganados contribuyen a mantener el medio ambiente limpio, toda vez que se trata de aves carroñeras que se alimentan solamente de animales muertos, y excepcionalmente de roedores.

A ello resulta imperioso añadir acciones concretas en contra de las comparsas y los bailarines que, año tras año, promueven de manera escandalosa la caza furtiva de animales silvestres, al utilizar trajes elaborados con plumas de cóndores y suris; pasando por pieles de zorros andinos, venados, tigrecillos y jaguares; hasta caparazones de quirquinchos, alas de flamenco, búhos y águilas disecadas; entre otros. Solo así se podrá garantizar la supervivencia de los cóndores y del resto de especies que están siendo erradicadas por este desenfreno folklorista.