La verdad sobre el gas
Shell Brasil se encuentra analizando distintas alternativas para abastecer la demanda local de gas. El gas boliviano se presenta como una opción muy interesante para satisfacer las necesidades de este mercado”. La declaración anterior pertenece al gerente general de Desarrollo de Mercados en América de Shell, Christian Iturri, y fue realizada en Río de Janeiro.
La Shell junto con Exxon y Gazprom son las tres más grandes empresas petroleras del mundo y el solo interés en el gas boliviano demuestra varias verdades: i) hay suficiente gas en el subsuelo boliviano para cubrir la exportación a Brasil y Argentina como para abastecer el creciente mercado nacional.
ii) Además de ello, hay mercado en los vecinos países porque el gas nacional sigue siendo la mejor opción, particularmente en precio y volumen.
iii) El solo anuncio del interés de la Shell tiene un fuerte impacto en el mercado. En el futuro Bolivia no solo debe venderle gas a Petrobras, sino también a los operadores privados en Brasil. Sabido es que mientras más demandantes hay, mejores condiciones para la negociación de precio.
En la era neoliberal solo podías negociar con el gigante brasileño y no siempre teníamos la sartén por el mango. Ahora, además de la todopoderosa Shell, podremos venderle a actores privados de los estados brasileños fronterizos con Bolivia.
iv) Las declaraciones tremendistas que señalan lo contrario son visiones políticas y, por tanto, interesadas. Ninguna transnacional comenzaría negociaciones con Bolivia si no caminaría sobre terreno firme. Este es un jaque mate para los teóricos del desastre que andan diciendo por ahí que estamos rascando la olla.
“Podrían existir sinergias entre Shell Bolivia y las necesidades de gas en Brasil”, dice Iturri basándose en que su empresa tiene el desarrollo de Huacareta, un megacampo que tendría un potencial de entre 8 y 13 TCF. Si se aceleran los trabajos en esa región habría más gas para exportar el 2020.
Adicionalmente, el Gerente General de Shell señala que “Bolivia es el corazón energético de Sudamérica y es el punto de balance para la producción y consumo de gas en los diferentes países en el cono sur”. En otras palabras, no cabe duda de que la política nacional va por buen camino.
La Shell se enmarca en un creciente desafío de buscar energías cada vez más limpias relacionadas con el cuidado del medio ambiente y que combatan el efecto invernadero. Por eso compró British gas hace un par de años. Y el gas es mucho más seguro y ecológico que otros combustibles fósiles. Como vemos, por lo menos en este campo, “lo mejor está por venir”.