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‘Verdéate’

Velar por un medio ambiente sano es responsabilidad de todos. Que el aire sea más puro, tener áreas verdes en nuestros hogares y en los espacios públicos, realizar un consumo responsable, e impulsar la formación de ciudadanos ambientalmente responsables es obligación de todos nosotros.

Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año en promedio 26 millones de personas son afectadas por los cambios en el clima como temperaturas altas y sequías severas. De acuerdo con la ONU, la solución a este gran desafío consiste en reforzar las actividades económicas de las poblaciones rurales.

Para que esto suceda, desde los diferentes niveles del Estado se deben generar políticas de consumo de productos locales, que vengan de una cadena sostenible y de respeto hacia nuestros recursos naturales. Sin embargo, por estos lados, se promueve muy poco o nada el concepto de “ciudadanos ambientalmente responsables”. Y esto sucede porque las directrices gubernamentales no están enfocadas al cuidado y a la preservación del patrimonio natural del país.

Necesitamos que los planes de desarrollo campo-ciudad tengan un enfoque integrador, generando conciencia en quienes nos gobiernan para que sean un ejemplo claro de respeto hacia la Madre Tierra. El desarrollo de comunidades indígenas y campesinas no va de la mano con monumentales construcciones, va acompañado con el desarrollo de una cadena de producción sostenible, desde quien produce hasta quien consume.

De nada sirve echarle la culpa al vecino por la falta de desarrollo. Las políticas de Estado deben ser acciones integradoras, desde la conservación de bosques, áreas protegidas, ecorregiones y todo aquello que implique el mantenernos como uno de los 15 países megadiversos del planeta y que contribuya al vivir bien y en armonía con la naturaleza.

Estamos viviendo una crisis ambiental, un sobregiro ecológico. Según la organización Global Footprint Network, el  2 de agosto hemos agotado el presupuesto natural de todo el año. Este excesivo consumo se evidencia cada vez más en épocas de sequía, escasez de agua, erosión de los suelos, la pérdida de biodiversidad y el aumento de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.

Necesitamos transformarnos, generar una conciencia colectiva a la que  denomino “verdéate”, cambiando hábitos de consumo, aprendiendo sobre la sostenibilidad de nuestro planeta y, por ende, de la nuestra; para reducir efectivamente la huella ecológica que estamos dejando; con el propósito último de no heredarles esta carga a nuestros hijos y a las siguientes generaciones.

* Directora de Comunicación de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN)