¿Por qué Fat man?
Probablemente el liberalismo nunca hubiera podido triunfar sin las bombas atómicas.
0 9.00: —Hiroshima a la vista, dijo el coronel Parsons el 6 de agosto de 1945; 09.15: —¿Soltar la bomba? Y la soltó. En Tokyo, como reacción desesperada, el emperador Hirohito ordenó al premier Suzuki la capitulación inmediata. China preparaba su Ejército. El 8 de agosto la URSS le declaró la guerra al Japón y con un 1,5 millones de soldados invadió Manchuria. Hirohito, apresurado, comunicó al Ejército Rojo su rendición y esperó a que las condiciones logísticas permitan decirle lo mismo a los norteamericanos. El 9 de agosto, las nubes de Kokura pusieron sombras al éxito de Fat man. Se decidió seguir adelante con el objetivo secundario: Nagasaki.
Los planes debían cumplirse y se mostró al mundo que EEUU dominaba la tecnología del uranio y la del plutonio. Durante su discurso de despedida, en 1963, el presidente Dwight Eisenhower dijo que las bombas atómicas fueron innecesarias, porque Japón ya había sido vencido. Los bombardeos estadounidenses habían destruido toda la infraestructura de las ciudades. Japón probó rendirse antes del 6 de agosto a través de Portugal y Suecia, pero las condiciones de la capitulación debían ser discutidas. Para EEUU lo importante eran los experimentos. Se sabe, por declaraciones de los autores de los bombardeos como el almirante William Halsey, que la segunda bomba era un juguete nuevo de los científicos que debía ser probado. Fue el fin del proyecto Manhattan.
Bolivia, con la sombra de la historia, expone su programa nuclear con fines pacíficos. En realidad todos los proyectos nucleares son creados con fines pacíficos, desde el proyecto Manhattan hasta el proyecto iraní. El problema es que su desarrollo va dirigido a una actividad: dominio del conocimiento. ¿Se imaginan al homo sapiens con reparos éticos con el fuego y el poder destructivo que tiene? El fuego salvó vidas como destruyó millones. ¿Por qué Bolivia no va a tener derecho a crear un programa nuclear propio?
El dominio del conocimiento está basado en un pacto que hacemos todos los seres humanos al nacer: el pacto con el poder, el vencer a la muerte. Y una nación que no tenga dominio del conocimiento no tiene futuro. ¿El conocimiento en manos de los rusos y estadounidenses está seguro? No, es mejor en manos de todos. Nuestros países vecinos tienen sus propios programas nucleares e invierten mucho dinero. ¿Es rentable un programa nuclear?, sí y no. En términos de conocimiento, sí, y en términos de negocios, no. ¿Cuánto dinero les cuesta a los estadounidenses mantener sus proyectos? Nadie les pregunta si es rentable. La verdadera inversión está en la razón de ser de un país y es la garantía de seguir existiendo.
Harry Truman y el piloto del Enola Gay, Paul Tibbets, nunca expresaron arrepentimiento, creyeron que salvaron vidas. Al aumentar su poder destructivo se daba un mensaje al enemigo. La URSS contuvo su avance. Probablemente el liberalismo no hubiese podido triunfar sin las bombas atómicas. Fue la estrategia de contención usada por EEUU para evitar que el demonio rojo fuera más allá de donde había llegado. En 1954 esta estrategia se cambió por la de la contrafuerza, cuando la URSS logró desarrollar su propia bomba. Y ahora vivimos todavía con la destrucción mutua asegurada (MAD, por sus siglas en inglés). Una especie de caverna a la que liberales y socialistas no querían entrar. Cada ideología siguió su propio curso. En los años 70 los socialistas controlaban dos terceras partes del mundo y el liberalismo sobrevivía con sus dictadores. Ahora los socialistas están con sus dictadores y los liberales dominan el mundo con su ficción democrática. La MAD sigue pendiente sobre los seres humanos. Probablemente Harry Truman nunca se imaginó que la humanidad entraría al periodo más pacífico de su historia, pequeños conflictos por aquí por allá. La paz nació del acto más destructivo y sanguinario que se conoce.