Está en planes de construcción una ruta alternativa para conectar Santa Cruz y Cochabamba, desde el kilómetro 13 de la doble vía a La Guardia pasando por el municipio de Buenavista, sobre la carretera Ruta Uno. El objetivo de esta nueva carretera es descongestionar el alto tráfico que se da en las afueras de Santa Cruz, provocado especialmente por el transporte pesado que viene del sur, léase desde Yacuiba, rumbo al occidente del país.

El propósito es bueno; sin embargo, cabe preguntarse si realmente hace falta afectar al Parque Nacional Amboró para descongestionar esta ruta, en lugar de buscar alternativas más amigables con el medio ambiente. El municipio de Buenavista forma parte de este parque y debería ser manejado como lo que es: una área protegida, máxime tomando en cuenta que la construcción de una carretera podría comprometer la riqueza biológica de ese lugar, ya que proyectos de esta naturaleza vienen siempre acompañados con asentamientos humanos, así como la depredación de especies forestales y de la fauna silvestre.

Lo curioso es que, desde su gestación, nadie ha objetado semejante atentado contra el Parque Nacional Amboró. De hecho, no se ha registrado ningún tipo de cuestionamiento ni oposición como las que se han dado frente a la construcción de una carretera a través del TIPNIS. De igual manera los proyectos hidroeléctricos de El Bala y del Chepete sobre el río Beni, en el norte de La Paz y parte del Beni, ya tienen opositores que cuestionan los supuestos beneficios de estas represas, así como el elevado impacto ambiental que tendrían, al igual como ocurrió con el proyecto azucarero de San Buenaventura, en el norte de La Paz, cuya construcción fue cuestionada por tratarse de un área de vocación forestal, no agrícola, y por ende incapaz de proporcionar el principal insumo que necesita aquel ingenio para funcionar (la caña de azúcar) sin afectar el medio ambiente, con la ampliación de la frontera agrícola en un lugar de potenciar los frutos forestales propios del lugar.

 En cambio, los proyectos cruceños de inmediato tienen aceptación y financiamiento, lo que es aprovechado por el Gobierno para encaminar de inmediato su construcción sin mayores trámites ambientales. Tal es el caso del proyecto hidroeléctrico de Rositas, así como el camino alternativo La Guardia-Buenavista que nos ocupa en esta ocasión. ¿A qué se deberá este desigual tratamiento con el medio ambiente?