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Duele

Ayer celebramos el Día Nacional de las Áreas Protegidas. Para conocer un poco el porqué de esta celebración, en 1988 se institucionalizó el funcionamiento del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), órgano desconcentrado del Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, a cargo de coordinar el funcionamiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). Por tal motivo el Sernap emitió el Decreto Supremo 28315 de 2005, donde el 4 de septiembre se declara Día Nacional de las Áreas Protegidas en Bolivia.

El Art. 385 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia establece que las áreas protegidas constituyen un bien común y forman parte del patrimonio natural y cultural del país; además, cumplen funciones ambientales, culturales, sociales y económicas para el desarrollo sustentable. El artículo 60 de la Ley de Medio Ambiente consigna que “las áreas protegidas constituyen áreas naturales con o sin intervención humana, declaradas bajo protección del Estado, mediante disposiciones legales, con el propósito de proteger y conservar la flora y la fauna silvestre, recursos genéticos, ecosistemas naturales, cuencas hidrográficas y valores de interés científico, estético, histórico, económico y social, con la finalidad de conservar y preservar el patrimonio natural y cultural del país”.

Hoy duele ver cómo dejamos de lado todo lo que está escrito en la legislación nacional, sin darnos cuenta de que estos espacios naturales nos proveen de bienes y servicios ambientales, económicos y sociales. Duele ver cómo nuestros gobernantes priorizan otros beneficios de estos espacios sin tomar en cuenta que son el aire del mañana, que nuestros bosques regulan el clima así como la disponibilidad de agua, generan divisas gracias al turismo ecológico, son territorios de gran importancia social y cultural y, sobre todo, son zonas de gran diversidad biológica por la variedad de especies de animales, plantas, ecosistemas y recursos genéticos que albergan. Duele pensar que nuestros hijos quizás no lleguen a ver estos espacios naturales, todo en pro del “desarrollo”.

Sin embargo, nosotros estamos convencidos de que se puede alcanzar el desarrollo del país si trabajamos juntos en armonía y respeto con la naturaleza, pues es nuestra madre y fuente de vida. Sostenemos que lo ambiental es la base del desarrollo, y sobre dicha base se debe construir lo social y económico. El desarrollo integral y sustentable se puede lograr si usamos ideas innovadoras y el conocimiento que construimos juntos… ¡es cuestión de querer!