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Áreas protegidas

El lunes se celebró el Día Nacional de las Áreas Protegidas, fecha instaurada en 2005 para promover una mayor conciencia sobre la importancia de preservar los ecosistemas naturales del país, que no solamente albergan plantas y animales, sino también proporcionan servicios ecológicos imprescindibles para garantizar el desarrollo y el bienestar de las sociedades.

En efecto, los parques nacionales permiten la conservación de la diversidad biológica así como los beneficios que ésta conlleva para la humanidad (medicinas, materiales, fibras, etc.). Son también esenciales para la provisión de agua y de energía eléctrica. Es el caso por ejemplo de los depósitos subterráneos del parque Amboró que proveen agua a las ciudades de Cochabamba y Santa Cruz.

Las áreas protegidas son asimismo fundamentales para la producción agrícola, por cuanto resultan esenciales para la dilución de los contaminantes, el mantenimiento de la composición de los suelos y de la atmósfera, y son el hogar de los insectos polinizadores. Además, contribuyen a la regulación del clima y evitan desastres naturales. Por caso, las áreas forestales permiten que el ambiente se mantenga fresco y húmedo, reducen la erosión, encauzan naturalmente los ríos y almacenan grandes cantidades de agua, evitando inundaciones y desbordes durante las épocas de lluvia y sequías en los periodos secos. Adicionalmente, parques naturales como el Madidi son, gracias al turismo, una de las principales fuentes de ingreso para comunidades indígenas y otros habitantes que residen en sus inmediaciones.

Sin embargo, pese a estos y otros importantes servicios ambientales, sociales y económicos que proporcionan las áreas protegidas, muchos ciudadanos y autoridades (locales y nacionales) no terminan de reconocer su valor. Por este motivo no se asumen las medidas necesarias para garantizar su preservación, que hoy se encuentra en riesgo debido principalmente al acelerado avance de las deforestaciones para la ampliación de la frontera agrícola y las tierras de pastoreo.

Y este peligroso descuido deviene, en gran medida, a que el capital natural, que incluye los recursos naturales (bosques, suelos fértiles, cursos de agua, etc.) así como los servicios ecológicos que producen los ecosistemas, es asumido como inagotable, y no solamente por las empresas privadas, a las que en general solamente les interesa obtener el mayor rédito posible, sino también por el Estado, que debería ser el garante de preservar el patrimonio de todos los bolivianos, y no solo de impulsar la economía.

Por todo ello, es de esperar que conmemoraciones como la del lunes sirvan para promover una visión diferente en el país sobre las áreas protegidas, que para muchos son solamente reservas de plantas y animales, cuando en realidad constituyen un elemento esencial para el bienestar y el desarrollo de las actuales y futuras generaciones.