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¿Por qué importa la Asamblea General?

El presidente Evo Morales viajará a Nueva York en estos días para participar en la Semana Ministerial de la Asamblea General de la ONU. Esta es la reunión anual de presidentes, primeros ministros y ministros de relaciones exteriores de casi todos los países del mundo.

Cada jefe de delegación puede presentar un discurso ante la sesión plenaria sobre las prioridades internacionales de su país, y también es una oportunidad para que los líderes se encuentren cara a cara.  

Algunos se preguntarán: ¿Realmente se logra algo ahí? ¿O es solo una palestra internacional para los líderes políticos, donde muchas veces se escuchan discursos llenos de clichés?

La mayor parte del año los jefes de estado y de gobierno están concentrados en dirigir sus propios países. Pero muchos temas que tienen un efecto real en nuestras vidas son internacionales en su naturaleza, y la Asamblea General puede ayudar a reenfocar el pensamiento de los líderes por lo menos durante una semana.

El ejemplo más obvio es el cambio climático, un asunto en el cual inclusive las naciones más grandes pueden lograr muy poco por sí solas, y una demostración de cómo el tener claro lo que podría pasar si no se hace algo puede ser una motivación muy poderosa para lograr la acción colectiva.

Este año, muchos países se enfocarán en lograr consensos sobre problemas de actualidad, incluyendo cómo poner un alto a las provocaciones de Corea del Norte y detener la violencia en Birmania.

Lograr consensos no es una tarea fácil, y en la ONU suele haber mucha retórica que no logra nada. Para alcanzar el éxito las iniciativas deben seguir una serie de pasos. El primero es convencer a las personas de que hay un problema y de que se debe hacer algo. El segundo es persuadir a algunos actores para que actúen al respecto. El tercer paso podría ser persuadir al resto para que se sume a la iniciativa.

Moverse por estos pasos es crucial. Los problemas pueden parecer muy grandes,  pero lo importante es identificar las acciones concretas para enfrentarlos y construir consenso sobre ellas entre un número suficiente de naciones.

Por ejemplo, la primera ministra británica Theresa May realizará en esta Semana Ministerial un evento dirigido a promover un llamado a la acción para luchar contra la esclavitud moderna, incluyendo el trabajo forzado y el tráfico humano. El problema que se plantea es la falta de coherencia y prioridad de estos temas en la comunidad internacional, con una respuesta fragmentada y recursos limitados. En este evento se busca aprobar un documento político de alto nivel que señale los pasos que deben dar los países para enfrentar de manera efectiva la esclavitud moderna.

La Primera Ministra también será co-anfitriona, junto al Presidente de Francia, de otro evento que busca conseguir apoyo a la propuesta británica para enfrentar el problema del uso cada vez más frecuente de internet para inspirar y dirigir actos terroristas. Este es un tema de gran preocupación para ambos países, que han sufrido ataques terroristas este año —el último en Londres este viernes—.

Se busca que el evento motive a gobiernos y grupos de la sociedad civil a involucrarse más con el Foro Mundial de Internet para Combatir el Terrorismo, y que las empresas que conforman este foro, como Facebook, Twitter y YouTube, continúen desarrollando soluciones para evitar que contenido terrorista esté disponible en sus plataformas.

Eventos como éstos,  por sí solos, no van a cambiar el mundo, pero pueden ayudar a estimular el debate y llegar a hacer la diferencia como parte de campañas más amplias que se concreten en el tiempo. Frecuentemente los avances que se logran en cada paso pueden ser pequeños. Pero un enfoque pragmático paso a paso es mejor que no avanzar nada.