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La tarea pendiente

Fechas festivas como el 21 de septiembre, cuando el inicio de la primavera está asociado a la juventud, son un pretexto para abordar temas de resolución pendiente: el empleo juvenil, por ejemplo, problema de índole mundial del que Bolivia no es ajeno.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo urbano entre los jóvenes latinoamericanos (13,3%) triplica la de los adultos y es más del doble que la tasa general de desempleo en la región. Y seis de cada 10 que consiguen ocupación deben aceptar empleos en la economía informal.

¿Cómo andamos por casa? De acuerdo con el Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad), la tasa de desempleo juvenil en áreas urbanas es cuatro puntos mayor que la de toda la población económicamente activa, es decir 8,4%. De allí que no debería sorprender ver a ejércitos de jóvenes embolsadores, degustadores y ayudantes en ferias, mercados y supermercados.

Desde el Estado se han venido fomentando programas como el Plane, Propaís, Edimo, Fautapo, Mi Primer Empleo y más recientemente el Plan Generación de Empleo (para incorporar a 15.000 jóvenes profesionales, técnicos y con poca formación). Pero los resultados muestran la necesidad de nuevas políticas de empleo (en consenso y con el compromiso de todos los actores de la economía), mayores incentivos crediticios a los emprendimientos juveniles, una mejor articulación entre educación y mercado laboral y otras tareas urgentes, más considerando que cuarta parte de la población boliviana (2.610.000) tiene entre 16 y 28 años.