Aprovechando que el ámbito espiritual se encuentra en un “orden” distinto a los que rigen las leyes físicas y las convenciones sociales, no son pocos los que han encontrado en el mundo esotérico una fuente de ingresos. Esto gracias a la credulidad de decenas de personas dispuestas a entregarles su confianza y su dinero a cambio de servicios que prometen resolver casi cualquier problema o necesidad.
Sin embargo, como bien se sabe, en la mayoría de los casos los resultados (ya sea que se trate del regreso de la persona amada o un “limpia” para obtener sanidad o prosperidad en los negocios) no suelen ser los esperados. Por ello, para combatir estafas de este tipo, el Viceministro de Defensa del Consumidor impulsó un reglamento contra la publicidad engañosa, aprobado en agosto de 2016.
Gracias a esta norma, hasta ahora al menos una persona pudo recuperar Bs 10.000 de los Bs 15.000 que le entregó a un espiritista por un servicio que jamás se concretó. Asimismo otras cinco personas decidieron demandar a sendos “brujos” que tampoco cumplieron el trabajo comprometido, pero finalmente decidieron abandonar el proceso por temor a ser “embrujados” por sus estafadores. Además, varios otros solicitaron información tras sufrir estafas similares, pero finalmente no adoptaron ninguna acción.
Todos estos casos revelan un elevado porcentaje de fraude en el mundo del esoterismo, así como la necesidad de informar a las personas sobre los riesgos de este tipo de servicios, y acerca de sus derechos a la hora de pagar por cualquier bien o servicio.