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Armas nucleares

La retórica belicista de los presidentes de EEUU y Corea del Norte ha revivido el temor sobre la posibilidad de que se desate una guerra con armas nucleares en el mundo, con terribles consecuencias para el planeta. En este contexto, el martes se conmemoró el Día Mundial Contra las Armas Nucleares, una fecha que, desafortunadamente, ha cobrado bastante relevancia en los últimos años.

En efecto, luego de varios años de avance en esta materia tras la aprobación del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (New START) en abril de 2010, a través del cual Estados Unidos y Rusia, que poseen aproximadamente el 90% de las ojivas nucleares del mundo, se comprometieron a reducir su arsenal atómico en al menos dos tercios, el “amor” hacia las armas de destrucción masiva ha cobrado fuerza otra vez en el mundo.

Ello como consecuencia, en primer lugar, del avivamiento de la rivalidad entre Rusia y Occidente. Y en segundo lugar, a raíz de la llegada de Donald Trump a la presidencia de la mayor potencia mundial, cuya política se orienta principalmente a “recuperar” la hegemonía estadounidense en el mundo, con énfasis en el potenciamiento de su armamento. A ello se suma una política internacional de corte coercitivo contra países como Corea del Norte e Irán que, lejos de disuadir el desarrollo de armas nucleares, amenaza con desatar una carrera armamentística en Medio Oriente y en la península coreana.

Frente a este nuevo escenario internacional que ha lastrado años de esfuerzo por hacer realidad el sueño de un mundo sin armas nucleares, ha surgido una pequeña luz de esperanza con la reciente aprobación de un histórico tratado promovido en el seno de las Naciones Unidas por 122 países miembros que prohíbe a los Estados desarrollar, probar, producir, fabricar o adquirir armas nucleares. Este acuerdo ha comenzado a ser firmado a partir del 20 de septiembre y se espera que entre en vigor el próximo año, después de que lo hayan ratificado al menos 50 naciones.

Si bien los nueve países que poseen bombas atómicas (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte) se opusieron a este histórico acuerdo, con el argumento de que las armas nucleares son un medio legítimo y útil para proporcionar seguridad contra amenazas como del Gobierno de Corea del Norte, se ha dado un primer y trascendental paso para lograr un mundo sin bombas nucleares. Las únicas armas de destrucción masiva —dicho sea de paso— que todavía no han sido explícitamente censuradas por el derecho internacional, a diferencia de lo ocurrido por ejemplo con las minas antipersonales, las municiones en racimo y las armas biológicas y químicas.

Lo que constituye sin duda una gran noticia para todo el planeta.