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Liderazgo cruceño

Los mismos días en que el Presidente del Estado inauguraba una nueva versión de la Expocruz, el Gobernador cruceño reflexionaba, en varias entrevistas, sobre el liderazgo que debía asumir Santa Cruz a escala nacional. Estas escenas son emblemáticas de las grandes y positivas transformaciones que se han producido en las relaciones regionales y la cohesión territorial en estos años.

Muchas veces perdemos la perspectiva en el país y no valoramos los logros que son ejemplo de nuestra capacidad para resolver conflictos que en algún momento parecían irresolubles. Como sociedad debemos, por supuesto, ejercer la crítica ante los múltiples problemas y desafíos que nos aquejan, pero también es sano reconocer los avances y valorar a quienes los han hecho posibles.

Hace aproximadamente 10 años, la cuestión regional era una de las más graves fracturas que enfrentaba el Estado. Eran tiempos en los que la unidad del país estaba siendo puesta en duda, debido al impulso de un modelo autonómico que estaba exacerbando las diferencias entre la denominada “media luna” y el occidente del país. En la propia Santa Cruz las relaciones sociales se tensionaron a niveles hoy inimaginables.

Hoy el Presidente visita y es recibido en la Expocruz, establece trabajos conjuntos con los gremios empresariales cruceños y se inauguran grandes obras con la participación del Primer Mandatario y del Gobernador, opositor, de ese departamento. En este tiempo, el MAS se ha vuelto un partido con una sólida presencia en el oriente y ha conseguido imponerse en la elección presidencial. A su vez, Rubén Costas ha construido el partido más institucionalizado de la oposición, que cuenta con representación significativa en todo el país y una bancada parlamentaria activa; además se ha propuesto el objetivo de gobernar Bolivia en el mediano plazo.

Entre moros y cristianos no hay muchas dudas de que el futuro de la política boliviana se definirá en buena medida en Santa Cruz, y que es muy probable que el Gobierno sea liderado por un cruceño(a) en algún tiempo más. Esos escenarios parecen bastante naturales considerando el gran desarrollo del poder económico y demográfico de ese departamento en este decenio.

Hay, pues, mucho camino recorrido, no exento de conflictos y limitaciones, pero el país está claramente mejor en términos de cohesión territorial. Este es un resultado al que todos hemos contribuido, pero que no hubiera sido posible sin el pragmatismo y, en ciertas coyunturas, la apuesta por la moderación de los líderes del oficialismo y de la oposición cruceña. A veces es más fácil jugar a la confrontación y a la intransigencia; es incluso más épico; lo difícil es convivir con el contrario y construir un país en el que podamos caber todos, sin distinción. Algo de eso se está haciendo en Santa Cruz, enhorabuena.