Tratamientos de riesgo
No son pocos los ‘cosmetólogos’ o médicos sin especialidad que emplean biopolímeros.
Días atrás, dos mujeres, madre e hija, administradoras del spa Conceptos de Belleza, que funcionaba en el ex Hotel Plaza (hoy propiedad del Estado), fueron detenidas luego de que una “paciente” las denunciara por haberle inoculado una sustancia química en las nalgas que lejos de mejorar su aspecto le provocó una severa necrosis y fuertes dolores, poniendo en riesgo su salud.
El operativo policial se realizó justo cuando otra mujer iba a ser infiltrada con la misma sustancia, pero se salvó de milagro. Tras su detención, la principal responsable, Roxana J. M., se autoidentificó como médica profesional, pero no presentó ningún documento para certificar tal afirmación. También se constató que el centro de belleza carecía de autorización para realizar tratamientos estéticos. Y para colmo de males, el Director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) informó que la mujer ya había sido aprehendida en Santa Cruz en 2015 por los mismos hechos.
Ahora bien, todo indica que Roxana J. M utilizaba biopolímeros para sus tratamientos. Según explican los especialistas, se trata de una suerte de silicona líquida derivada del petróleo, de apariencia transparente y aceitosa de uso industrial. De allí que su empleo en el cuerpo, además de reacciones alérgicas, infecciones y fuertes dolores, puede generar necrosis (muerte de las células y de los tejidos), y tumores malignos potencialmente mortales.
Consultado sobre la utilización de este material para tratamientos de belleza, el presidente de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstrucción (SBCPER), Ignacio Tapia, señaló a La Razón que las únicas tres sustancias seguras para la cirugía estética son la grasa natural, las células madre y el ácido hialurónico, por tratarse de sustancias producidas por el mismo cuerpo. Cualquier otra opción constituye un grave peligro para la salud.
A pesar de ello, no son pocos los “cosmetólogos” o médicos sin especialidad que emplean biopolímeros, aceites y otras sustancias para tratamientos estéticos en diversas partes del cuerpo, como glúteos, senos, pantorrillas, tobillos e incluso en el rostro. Por ejemplo, según datos de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstrucción, tan solo en 2015 se reportaron 100 denuncias por el uso de biopolímeros en el país.
Por ello, urgen medidas gubernamentales contra esta peligrosa moda; además de sancionar a quienes lucran inescrupulosamente con estas sustancias tóxicas (se estima que al menos 400 falsos cirujanos y cosmetólogos operan en el país). Esto junto a campañas de información que adviertan a la población sobre los riesgos de recibir tratamientos estéticos en cualquier lugar, ya que son muchos los que se dejan seducir por los bajos precios que ofrecen los falsos especialistas con relación a los cirujanos reconocidos.