Icono del sitio La Razón

Encuestar a un amigo

En su edición del 1 de octubre, Página Siete dio a conocer los resultados de una encuesta encargada a la empresa Mercados y Muestras, con base en los cuales publicó en primera plana que: “Evo Morales no tiene derecho a postular en 2019”, ya que el 63% de bolivianos lo consideraría ilegítimo, mientras que 65% afirmaría que de todas maneras Morales logrará habilitarse. Y entre otros datos, mostraba que “si las elecciones generales fueran hoy, Evo ganaría (27%) a Carlos Mesa (sic) (17%)”, pero “Mesa ganaría la segunda vuelta (41%)”. Y si éste no fuera candidato, de todas maneras dicho medio señala que un “candidato opositor ganaría las elecciones a un masista”, con un 44%; justamente “el 44% que dice que Carlos Mesa será candidato”.

En la ficha técnica de dicho estudio se señala que los resultados de la encuesta fueron obtenidos de una muestra de nivel nacional urbano y rural, de 800 casos, con un margen de error de +- 3,47% y un grado de confiabilidad del 95%. Además, el estudio se habría realizado en las nueve capitales de departamento, El Alto y ciudades intermedias, aplicando una encuesta entre el 16 y el 20 de septiembre de 2017.

Lo que llama la atención de esa ficha técnica, más allá de que el margen de error y los grados de confiabilidad podrían ser muy bien justificados estadísticamente, y de las preguntas de la encuesta (que deben ser motivo de discusión), es tanto el tamaño de la muestra como la cobertura de la encuesta: 800 personas en nueve capitales de departamento, El Alto y ciudades intermedias que nunca se precisan. Pero según los datos oficiales del Censo de Población y Vivienda 2012, en el país existen 74 municipios cuya población supera los 20.000 habitantes, y esta cantidad les otorga a dichos municipios la categoría de ciudades intermedias. Por tanto, las capitales de departamento, El Alto y las 74 ciudades intermedias conformarían cerca del 67% de la población.

En consecuencia, si calculamos el porcentaje de esas 800 personas con relación al total de esa población, que suma 6.751.305 personas, encontraríamos que cerca de la tercera parte de un solo boliviano sería representado por esa muestra. Sin embargo, por razones metodológicas cualquier estadígrafo calificaría este ejercicio como mucho menos que estúpido. Por tanto, intentemos ser algo menos tontos. Calculemos el porcentaje de la muestra con relación a la población de referencia: los electores que forman parte del padrón electoral, que no siendo todavía actualizado suman un total de 6.243.112 electores. Por tanto, aquellos 800 encuestados representarían menos que la mitad de un solo boliviano.
No obstante, cualquier estadígrafo cuestionaría también ese ejercicio, pues aduciría que la representatividad de una muestra no es determinada por la cantidad de la población, sino por el grado de homogeneidad de ésta. Y en ese caso el procedimiento de Mercados y Muestras sería indefendible, al no considerar la población rural, donde Morales cuenta con varios apoyos.

Pero seamos menos drásticos y recordemos que el ámbito de cobertura del estudio fueron las áreas rurales, en donde se concentraría cerca del 70% del padrón electoral; 800 personas representan así a casi un boliviano, y eso es tanto como encuestar a un amigo, a un solo familiar o al vecino de la cuadra.

La pregunta es, ¿dónde radica la calidad de la encuesta? Y nuestro propósito consiste no ponernos en el lugar del abogado del diablo, sino en hacer ver a la oposición, en este caso mediática, de los mismos errores con los cuales propiciaron finalmente los nuevos intentos de repostulación de Morales.