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Monday 2 Oct 2023 | Actualizado a 20:36 PM

Bono Juancito Pinto

/ 24 de octubre de 2017 / 04:23

Desde el lunes, el Ministerio de Educación comenzó a entregar del bono Juancito Pinto a los estudiantes de primaria y secundaria que asisten a unidades educativas fiscales y de convenio del país. En la presente gestión se estima que en todo el país serán cerca de 2,2 millones los niños y adolescentes que recibirán este beneficio de Bs 200 que se otorga anualmente desde 2006. Para tal efecto, el Gobierno prevé erogar cerca de Bs 440 millones este año.

Huelga recordar que un principio el principal objetivo del bono Juancito Pinto era incentivar la permanencia de los niños en la escuela, propósito que se ha alcanzado con bastante efectividad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año que comenzó a implementarse este beneficio (2006), la tasa de abandono escolar en el nivel inicial era del 5,93% y del 9,23% en secundaria; 10 años después, ambas tasas se redujeron a 2,13% y a 5,13% en 2016, respectivamente.

Lo que pone en evidencia que el propósito de reducir la deserción escolar ha sido alcanzado. De allí que sería conveniente que las autoridades educativas empiecen a barajar criterios adicionales para la entrega de este bono, como por ejemplo montos mayores para los alumnos que tengan un buen desempeño. De esta manera se promovería no solamente la asistencia, como hasta ahora, sino también —y más importante aún— el aprovechamiento de la enseñanza que se imparte en las clases.

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Olvido

Farit Rojas

/ 2 de octubre de 2023 / 08:42

El olvido es la pérdida del recuerdo, y en sí, la etimología de la palabra recordar nos permite comprender la dimensión del olvido. Recordar proviene del latín re (de nuevo) y cordis (corazón) y significa volver a pasar por el corazón. Olvidar sería dejar la memoria sin corazón.

En un sentido similar, el filósofo André Comte-Sponville sostiene que lo contrario al olvido no es la memoria sino el recuerdo, uno puede conservar la memoria en los libros de texto, pero puede haber perdido el recuerdo, el sentimiento. Hannah Arendt explica algo similar cuando señala que «para olvidar sin dificultades, preferimos evitar cualquier alusión a los campos de concentración y de internamiento por los que hemos pasado en casi toda Europa». Sin embargo, pese al comentario de Arendt, los alemanes optaron por dejar en pie muchos de estos lugares del horror, tal es el caso del museo estatal Auschwitz-Birkenau o la iglesia del Kaiser Wilhelm que fue bombardeada y está abierta en el centro de Berlín para que las personas que la visiten puedan «recordar que la guerra solo destruye», como se señala en una de las paredes de este derruido edificio.

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Los diccionarios de etimologías nos recuerdan que para los antiguos griegos y romanos los recuerdos estaban en el corazón y no en el cerebro, se creía que algún acontecimiento muy importante se refugiaba en el pecho, en el corazón, y permitía que la persona esté atenta, así recordar también se refería a despertar, a dejar la somnolencia. En algunas poblaciones rurales de España aún se escucha decir a las personas mayores, cuando se recuestan a la siesta, que se los recuerden en media hora, es decir, que se los despierte en media hora.

La palabra acordar tiene una etimología similar, proviene del latín accordare de a (próximo) y cordis (corazón) y significa unir los corazones, lo cual nos lleva a considerar lo complejo del desacuerdo o la discordia. Y es que el olvido tiene mucho de desacuerdo y discordia respecto a la memoria. El filósofo Paul Ricoer, frente a los estragos políticos que puede causar el olvido en las actuales generaciones, ha convocado a una política de la justa memoria y en consecuencia ha tematizado que tanto el olvido como el recuerdo no son temas del pasado, sino necesidades políticas del presente. En consecuencia, existiría una especie de ética del recuerdo, la misma que implica la revalorización insustituible de la experiencia pasada, es decir, recuperar la memoria de los testigos en la dimensión del dolor sufrido y que solo puede ser narrado por los que lo han experimentado de primera mano. Esta es la función política del recuerdo, como suele ser también la función política del olvido en instituciones como la amnistía, reservadas generalmente, incluso por las actuales constituciones, a los gobernantes.

(*) Farit rojas es docente investigador de la UMSA

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Ideas que pueden transformar el mundo

Activistas y pensadoras en todo el mundo están imaginando ciudades hechas para humanos y no para automóviles

Pablo Rossell Arce

/ 2 de octubre de 2023 / 08:41

Si nos ponemos a pensar seriamente, todo lo que la humanidad necesitó para cruzar los mares y para que “descubriesen” América en 1492 estaba ya en nuestro planeta desde antes de que el hecho ocurriese.

Por ejemplo, a inicios del siglo XV, casi 90 años antes de que Colón llegase al Caribe, el almirante chino Zheng He estaba visitando África en una nave que era 11 veces más larga que la Santa María de Colón. Los chinos no visitaron América, simplemente porque no tenían la idea en la cabeza, estaban priorizando la exploración de los recursos de África.

Todo lo que era necesario para el internet de alta o de no muy buena velocidad que disfrutamos hoy en día, estaba ya presente desde muchos siglos antes. Los materiales con los que hicieron los más avanzados satélites salieron de la misma tierra que hoy pisamos; las máquinas que fabricaron esos materiales fueron, a su vez, fabricadas con máquinas y con materiales que estaban ya presentes desde hace miles de años.

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El mecanismo de Anticitera se conoce, en este momento, como la primera computadora del mundo. Fue encontrado en un naufragio que databa de la época romana en la isla de Anticitera en 1901. Fue manufacturado entre el 70 y el 200 a. C. Solo fue posible rescatar un tercio del aparato, debido a su avanzado estado de deterioro. Un reportaje de National Geographic nos cuenta que el propósito del aparato era el de predecir eclipses y otros eventos astronómicos. Su mecanismo recreaba una especie de planetario.

Este artefacto lleva, cronológicamente, siglos más adelante a la antigua Grecia, en términos de desarrollo tecnológico. Dicho de otro modo, Galileo Galilei fue condenado por la inquisición por descubrir, básicamente, lo mismo que ya sabían los griegos antiguos.

En cualquier tiempo y lugar existe el potencial de contar prácticamente con cualquier cosa. Dicho de otro modo, en la antigua Grecia hubo el potencial de contar con una computadora de astronomía y ese potencial se materializó.

Alguien tuvo en su mente esa idea, la de un artefacto que calcule el movimiento de los astros y llegó a materializarla. Si la pudo sostener en su mente, la pudo tener en su mano.

En conclusión, no es la falta de aquél o éste material lo que marca la materialización de los avances en el ingenio humano, sino la acumulación de conocimiento —o, en términos más amplios—, el nivel de consciencia.

Los avances en materia científica y tecnológica son hoy tan impresionantes que podríamos decir que existe el potencial de resolver prácticamente cualquier problema material de la humanidad.

La biotecnología y los avances en sistemas de riego permiten producir alimentos casi en cualquier condición; el mundo —de acuerdo con Eric Holt-Giménez, Annie Shattuck, Miguel A. Altieri y Hans Herren— produce alimentos suficientes para 10.000 millones de personas, y contamos con una población de 8.000 millones.

Los países avanzados están replanteando su mirada sobre la energía nuclear porque perciben que las renovables no van a resolver el problema de la demanda creciente de energía que se prevé para los próximos años.

Activistas y pensadoras en todo el mundo están imaginando ciudades hechas para humanos y no para automóviles, priorizando vías peatonales, transporte urbano masivo y uso más intensivo de la bicicleta.

Ya existe tecnología para extraer agua del aire, de manera que la provisión de este vital elemento está —podríamos decir— garantizada indefinidamente.

La inteligencia artificial y los avances en la robotización tienen el potencial de hacer redundante el trabajo humano. Y este es uno de los puntos más importantes de reflexión.

En síntesis, este es un momento en el que podemos replantearnos todas las prioridades humanas y podemos tener soluciones globales al alcance de la mano. Es pertinente, entonces, cuestionar si los paradigmas sobre los que construimos nuestras sociedades necesitarán una actualización trascendental.

(*) Pablo Rossell Arce es economista

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Economistas visionarios

Los resultados del MESCP han alcanzado niveles históricos en diversos indicadores económicos

Miguel Clares

/ 2 de octubre de 2023 / 08:36

A lo largo de la historia, los héroes que dejan una huella imborrable suelen estar imbuidos de un fervoroso deseo por el cambio positivo. Donde los deseos vacilantes conducen a resultados mediocres, aquellos anhelos que arden con intensidad dan lugar a logros notables. Sin embargo, la mera fuerza de voluntad no basta; se requiere una motivación arraigada, un anhelo que pulse en el corazón. Así nació el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), una visión audaz forjada a partir de la pasión inquebrantable de dos distinguidos economistas bolivianos, Luis Arce Catacora y Carlos Villegas Quiroga.

El MESCP representa una transformación trascendental de la economía boliviana, dejando atrás el legado del neoliberalismo que solo ha traído consigo sufrimiento y desdicha. Este modelo, con raíces profundamente bolivianas, ha sido concebido para el bienestar de la nación, con un enfoque que trasciende lo económico para abrazar lo social.

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Este innovador modelo se enorgullece de promover la justicia social, la equitativa distribución de la riqueza y el desarrollo sostenible en Bolivia. Fue gestado por dos economistas valientes que osaron desafiar las corrientes convencionales y crear algo auténticamente boliviano. A pesar de los recientes intentos de un exmandatario por atribuirse sus logros, es esencial recordar que el MESCP tiene únicamente dos artífices, cuyo compromiso con el pueblo boliviano es indiscutible.

El MESCP ha transformado la vida de los bolivianos al restaurar nuestra soberanía económica y preservar nuestros recursos naturales. Ha demostrado su resiliencia ante las adversidades internacionales, asegurando la estabilidad macroeconómica y amparando a los hogares y empresas bolivianas en tiempos de crisis global.

Este modelo se basa en la reducción de la desigualdad económica y social en Bolivia a través de la redistribución de los ingresos. Fomenta la inversión en la producción nacional y fortalece nuestro mercado interno. Respaldando sectores cruciales como la agricultura, la industria y la manufactura, disminuye nuestra dependencia de las importaciones y estimula la producción local. Además, busca la participación activa de las comunidades y los pueblos indígenas en la toma de decisiones económicas y políticas.

El MESCP es un modelo participativo que aspira a forjar una sociedad solidaria, participativa y justa. Ha sido objeto de estudio y admiración por parte de organismos internacionales y universidades en todo el mundo debido a sus logros notables en términos de estabilidad económica, reducción de la pobreza y disminución de la desigualdad económica.

Recientemente, los resultados del MESCP han alcanzado niveles históricos en diversos indicadores económicos. El PIB ha alcanzado un récord de $us 44.315 millones en 2022, mientras que el PIB per cápita se ha situado en $us 3.691, ambos marcando hitos históricos. La tasa de desempleo se ha mantenido baja, registrando un 3,76% en agosto de 2023, y la inflación se ha sostenido en un mínimo del 1,6% en ese mismo mes, a pesar de un contexto internacional desafiante.

El MESCP se erige como el mejor regalo que la economía de nuestro país ha recibido y merece el reconocimiento por el incansable trabajo de estos dos intrépidos economistas, Arce y Villegas, cuya visión y dedicación han transformado de manera significativa la calidad de vida de nuestra población.

(*) Miguel Clares  es economista

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Un presidente en un piquete

Joe Biden anunció su lealtad a los sindicatos de una manera que incluso Franklin Roosevelt se negó a hacer

Jamelle Bouie

/ 2 de octubre de 2023 / 08:32

El anterior martes, Joe Biden se convirtió en el primer presidente estadounidense en ejercicio en participar en un piquete. Específicamente, se unió a los huelguistas y habló brevemente afuera de una instalación de General Motors en Van Buren Township, Michigan, donde cientos de trabajadores automotrices en huelga exigían su parte justa de las ganancias que producían.

“Mereces lo que ganaste y has ganado muchísimo más de lo que te pagan ahora”, dijo Biden, hablando por un megáfono. Biden estaba junto a Shawn Fain, el presidente de la UAW, quien señaló que estaban apoyando al Local 174, que había sido construido casi 90 años antes por Walter Reuther en los meses previos a las huelgas en General Motors en 1936, una lucha que concluyó con una victoria histórica para el sindicato.

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“La victoria sobre General Motors dio al UAW un gran impulso organizativo en la industria del automóvil”, observó el historiador Irving Bernstein en Los años turbulentos: una historia del trabajador estadounidense, 1933-1941. En agosto de 1937, pocos meses después de que el sindicato llegara a un acuerdo con General Motors, “tenía 256 locales y había celebrado 400 convenios colectivos. Estos últimos se hicieron con todos los fabricantes importantes de automóviles y repuestos, excepto Ford, y el sindicato estaba comenzando a hacer incursiones en las industrias de equipos agrícolas y aeronaves”. En otras palabras, el UAW había allanado el camino tanto para la sindicalización de la industria automotriz nacional como para el crecimiento del sindicalismo industrial en general.

Todo esto quiere decir que, por modesta que fuera y por mucho que estuviera impulsada por cálculos electorales, la aparición de Biden fue, en palabras que alguna vez utilizó para otra ocasión, un gran problema. El presidente, conocido alguna vez como senador en representación de Delaware por su devoción a los intereses de los bancos y las compañías de tarjetas de crédito, anunció su lealtad a los sindicatos de una manera que incluso Franklin Roosevelt se negó a hacer.

Y su compromiso no son solo palabras y acciones simbólicas. La Junta Nacional de Relaciones Laborales de Biden ha apoyado tanto a los sindicatos como a los derechos de los trabajadores como cualquier otro en la memoria reciente. Este verano, de hecho, la NLRB emitió un fallo que efectivamente revitaliza la organización sindical al obligar a un empleador a reconocer un sindicato si la mayoría de los empleados presentan tarjetas de autorización y el empleador participa en una práctica laboral ilegal e injusta, como despedir a trabajadores pro-sindicatos.

Se puede comparar la aparición de Biden en el piquete con el mitin de campaña del anterior miércoles del expresidente Donald Trump en un proveedor de repuestos para automóviles no sindicalizado en el cercano condado de Macomb. Mientras que Biden habló directamente de las preocupaciones de los trabajadores en huelga y de su identidad como trabajadores que luchan por sus medios de vida, Trump arremetió contra los coches eléctricos y trató, como de costumbre, de avivar las divisiones culturales. “Puedes ser leal a los trabajadores estadounidenses o puedes ser leal a los locos ambientalistas”, dijo Trump durante su discurso . “Pero realmente no se puede ser leal a ambos. Es una u otra.» Hablando a los trabajadores sindicalizados que no estaban presentes, también dijo a su audiencia que “sus negociaciones actuales no significan tanto como creen”. Trump ha sido un jefe toda su vida y aquí hablaba como un jefe.

Los dos acontecimientos, celebrados tan estrechamente uno al otro, fueron un claro ejemplo de la diferencia entre una política de clase real (informada, como siempre, por las historias, condiciones y experiencias particulares de un grupo particular de trabajadores) y una política estrecha de clase, identidad cultural obrera disfrazada de política de clases.

No nos equivoquemos: Donald Trump podría hablar extensamente sobre su afecto por los trabajadores en abstracto. Pero cuando llega el momento de formular políticas, es un enemigo claro y presente de los intereses de los trabajadores.

(*) Jamelle Bouie  es columnista de The New York Times

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Una sociedad egoísta, contemplativa al dolor

/ 1 de octubre de 2023 / 02:10

Escribir sobre algún acontecimiento difícil que uno ha vivido, no siempre es grato porque es rememorar esos momentos de dolor pasados. Hoy la sociedad boliviana, y particularmente la ciudad de La Paz, atraviesa por momentos muy difíciles. Oímos maltratos atroces a las mujeres, niños/as ancianos/as, que suceden todos los días y en varios casos con muertes espantosas. También escuchamos del maltrato a los animales, en pasados días se produjo la muerte cruel de un can en la ciudad de Santa Cruz. Ni qué decir de los atropellos. Hace pocos días un niño estudiante en la ciudad de El Alto sufrió un accidente, sin recibir auxilio, menos del infractor, en fin. ¿Es normal que sucedan estas prácticas perversas día tras día? A los que les gusta las estadísticas, les encanta decir que las ciudades no duermen, que siempre están en movimiento, incluidos los datos de los accidentes, que pasan a ser simples números de los dolores de los seres vivos.

Hace algunos días el dolor de un perrito, que fue atropellado por un conductor necio, me llevó a sentir ese sufrimiento y buscar auxilio de algún veterinario/a. Ver al can maltratado en una de sus patitas y tendido en el pavimento de una avenida, me dejó muy triste e impotente. No escatimé para ir en su auxilio. Lo vi muy asustado y apenas podía caminar, le dimos agua, intentando que pruebe un sorbo; pero estaba tan asustado que solo nos mostraba sus dientes, suponiendo que podíamos seguir maltratándolo.

Decidimos buscar a algún veterinario/a para que le ayudara inmediatamente. No fue muy sencilla esta decisión, pues la veterinaria más cercana estaba cerrada. Hasta que ubicamos otra, pero con mucho estupor. Después de contarle del hecho y pedirle si podía asistirlo, el veterinario me dijo “no puedo, estoy esperando una visita”. Pero, al ser preguntado sobre cómo debería procederse inmediatamente ante un can atropellado, no hubo respuesta.

¿El médico veterinario aludido no aprendió los primeros auxilios en el tratamiento a los animales? Si no sabe lo más elemental en los primeros auxilios, ¿será un médico veterinario? Es posible que me haya topado con un gran embaucador y no un veterinario. ¿El Ministerio de Salud realiza algún control para saber si en los centros de atención para animales trabajan médicos especializados? ¿El gobierno municipal de la ciudad de La Paz tiene otras formas de control sobre estos locales? ¿Existe alguna institución de denuncia sobre estos hechos?

Ante esta negativa del posible estafador, proseguí con mi búsqueda de otro samaritano de los animales y visité un local conocido que atiende a canes y gatos. Luego de reiterar lo que sucedió y preguntarle si podía auxiliarle. La respuesta fue “no puedo, estoy sola en la atención”. Al final, me dio la referencia de Animales SOS, expresando que es una entidad que atiende este tipo de necesidades. Apenas me facilitó un par de números de teléfonos de la institución nombrada, al llamar nadie contestó. Por si acaso, las “clínicas veterinarias” aludidas están ubicadas en el sector norte de la ciudad, más exactamente sobre la avenida Quintanilla Zuazo.

¿Qué deduzco de este intento de buscar asistencia médica para un perrito atropellado? No existe ningún cariño hacia los animales por parte de los “médicos/as veterinarios”. A lo mejor haya alguien con quien no me topé. Solo vi reacciones frías y de profunda insensibilidad. Al ver que el animalito maltratado fue llevado a su local, ¿pensaron que no se les iba a pagar? Claro que iba a reconocerles la atención. Pero creo que ni pagándoles se sensibilizarían.

Si no existe cariño ni voluntad de atención, ¿por qué estudiaron para ser veterinarios? Con las respuestas recibidas es posible pensar que la atención en estas clínicas para animales esté plagada de “negligencias médicas”. Como no hablan los animales, no sabemos si la curación o el tratamiento son adecuados y efectivos.

Hay que pensar que la ciudad de La Paz cada vez necesitará compartir la vida con los animales, sobre todo con los perros y gatos. Además de las wak’as y otras espiritualidades andinas. ¿Podremos convivir con todos ellos? Creo que es preciso que los centros de salud pública incorporen a algún buen veterinario/ a para que pueda brindar alguna asistencia y control efectivo a los animales.

Nuestra sociedad no puede imitar a otras insensibles. Los animales, las aves… también tienen el derecho de vivir en la ciudad y ser atendidos como seres vivos. ¿Cómo educamos a los irresponsables que abandonan a sus mascotas o a los conductores imprudentes que no piensan que conducen una máquina y se pueden convertir en asesinos? Uka q’iyir jaqinakaxa janiw suma apnaqapkiti. Aniturunakaruxa taqqhatañak munapxi, ¿ janicha ukhamaxa?

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.

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