Los lazos de la familia
El mantenimiento de los lazos familiares es una obligación que todos deberíamos fomentar con actividades que nos unan, que nos permitan conocernos y conocer a nuestros seres queridos.
La cuestión del vínculo, especialmente en la familia, siempre ha sido un motivo de identidad para las sociedades en general. El vínculo familiar, su establecimiento, su elaboración y sus modos de ruptura toman modalidades muy diferentes, modalidades que generan una serie de enfoques que describen a la familia como un sistema complejo, sobre todo en un mundo cada vez más individualizado en el que ese vínculo tiende a debilitarse de manera creciente, incluso hasta desaparecer.
Hace poco se celebró la fiesta de Todos Santos. Para algunos es tan solo un feriado más en su vida, pero para muchos otros constituye una oportunidad para reencontrarse con el otro, con la familia o los amigos; pero también para inculcar en las nuevas generaciones la idea de que la individualidad termina por aislarnos, hacernos impermeables al dolor ajeno y quitarnos eso que nos hace humanos: la sociabilidad.
He vivido esta experiencia con mi propia familia, y permítanme la licencia de escribir sobre ella, su vivencia, esperando que les sea útil. La mayoría, sino todos, nos reunimos el 2 de noviembre en una población del altiplano paceño, Ayata, lugar de origen de nuestra familia. Confluimos padres, hijos, nietos, sobrinos, tíos y demás familiares. No fue la obligación lo que volvió a reunirnos por segunda vez en los últimos dos años, sino el hecho de haber descubierto que este tipo de actividades nos ayudan a conocernos y a estrechar-reforzar los lazos de parentesco entre nosotros.
Hoy quedan cinco de nueve hermanos en este mundo y aunque suene detallista, me animo a contar lo que pasamos ese día para resaltar la importancia de esta experiencia. Lo primero que hicimos fue visitar el cementerio, donde descansan los restos de nuestros abuelos y tíos. Luego fuimos a la iglesia, donde recibimos la bendición divina y conocimos los trabajos de carpintería que alguna vez hizo mi abuelo.
Así, Ayata nos resultó un paraíso turístico, con mucha historia y lecciones de vida que cada familia debería repasar. Conocimos un molino de donde extrajimos agua vulcanizada, que a decir de los lugareños tiene propiedades curativas. Terminamos el encuentro con una fiesta amenizada en la que conocimos las distintas destrezas artísticas de muchos. Este tipo de reuniones refuerzan los lazos familiares, el núcleo de la familia, que ahora más que nunca necesita ser fortalecida debido al cambio de paradigma que representan las redes sociales en todo el quehacer de la sociedad.
El mantenimiento de los lazos familiares es una obligación que todos deberíamos fomentar con actividades que nos unan, que nos permitan conocernos y conocer a nuestros seres queridos.
Es coordinador técnico La Razón Digital