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‘El ministerio no nos apoya’

Este año el Festival Internacional de Jazz (Festijazz) cumplió 30 años. Entretanto, la Bienal del Cartel Bolivia (BICeBé) logró convocar 6.444 carteles para su concurso, de los cuales se eligieron más de 300. Esto sin contar las piezas de las otras 18 exposiciones que se inauguraron a lo largo de la semana pasada. En octubre, en Santa Cruz se reunieron gestores culturales de Latinoamérica para analizar la situación del sector. Y en noviembre, en Argentina se realizó el IX Encuentro del Barroco, que nació en Bolivia.

Todos ellos eventos culturales muy importantes, ya establecidos, pero que comparten una frase y un problema en común: “no tuvimos apoyo del Ministerio de Culturas”. De hecho, en el último año, aquellas palabras se han convertido en un triste estribillo en varios eventos culturales importantes.

Cada año, los periodistas que cubrimos el área somos testigos del desgaste de suelas de los gestores culturales mientras recorren la ciudad buscando auspicios para festivales, encuentros, exposiciones o ciclos de cine; con resultados dignos de destacar: ferias internacionales de libros que rompen récords de venta, actividades/bienales que reúnen expertos de los cinco continentes y festivales que generan un recambio generacional en la música. De todas maneras, se les oye decir “el ministerio no nos apoya”; palabras que deberían ser leídas no como una queja, sino como una señal peligrosa que pone en relieve el poco interés del Estado a la hora de impulsar emprendimientos culturales de origen independiente.

Eso no quiere decir que la cartera ignora toda iniciativa. De hecho apoya ferias del libro regionales; organizó junto al Centro Cultural de España en La Paz talleres para ayudar a dramaturgos a postularse al fondo Iberescena; y convocó, con sus aliados, a los premios nacionales de Literatura (Poesía, Novela, Infantil y Juvenil), Cultura y Gestión Cultural.

Pero… “el ministerio no nos apoya” sigue escuchándose. En algunos casos esta frase incluso puede llevar a malos entendidos, como en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de La Paz, cuando la ministra no se presentó, pero sí el Vicepresidente y otras autoridades estatales. O peor aún, cuando se pidió la intervención del ministerio del ramo para mediar en el conflicto violento que estalló entre dos comunidades de la Isla del Sol por intereses turísticos, solo atinó a responsabilizar de este hecho a la municipalidad de Copacabana.

Nadie pide grandes montos, pero sí ayuda para continuar, tal y como se hace con el Dakar, actividad deportiva con pocos ribetes turísticos que ocupa ampliamente la atención de las autoridades, para desmedro de otras iniciativas.