Cruzada contra las gaseosas
Algunos gobiernos no han logrado contrarrestar la férrea oposición erigida por la industria del azúcar.

Con el fin de contrarrestar la epidemia de obesidad y diabetes que actualmente afecta a cientos de millones de personas en el mundo, y que es particularmente preocupante entre los niños y niñas, desde hace tiempo la OMS viene exhortando a los gobiernos para que implementen diferentes medidas contra el consumo de bebidas azucaradas.
Como respuesta a estos llamados, en los últimos años al menos 30 países, entre otros India, Tailandia, Sudáfrica y el Reino Unido, decidieron incrementar los impuestos a las gaseosas en torno al 20%, pues se estima que un aumento en el precio de las bebidas azucaradas en este porcentaje se traduce en reducciones similares en el consumo.
Sin embargo, según se consigna en un reportaje publicado en el suplemento del New York Times que circula cada sábado con La Razón, otros gobiernos no han podido contrarrestar la férrea oposición erigida por la industria del azúcar que, en algunos casos, como Rusia, Alemania, Israel y Nueva Zelanda, logró sabotear las propuestas de este tipo utilizando para ello grupos de presión e incluso el amedrentamiento contra los impulsores de las cruzadas contra el azúcar.
Por ejemplo en el caso de Colombia, en marzo de 2016 el entonces Ministro de Salud propuso incrementar en un 20% el impuesto a las bebidas azucaradas. Con ello, además de reducir el consumo de estos productos, se estimaba una recaudación cercana a los $us 340 millones que iba a ser destinada al sistema de salud colombiano, bastante necesitado de recursos. La propuesta llamó la atención de la organización Educar Consumidores, cuyos integrantes decidieron promover esta iniciativa entre la población para garantizar su aprobación.
Sin embargo, desde el momento que empezaron a visibilizar esta iniciativa comenzaron a ser víctimas de amedrentamiento y amenazas. Y no solo por parte de personas particulares, a través de llamadas telefónicas y diferentes agresiones, sino también incluso de parte de la Agencia de Protección al Consumidor de Colombia, la cual logró que retirasen un anuncio televisivo que habían producido al respecto, y que llegó a amenazarlos con una multa de $us 250.000 si insistían en hablar públicamente sobre los riesgos del azúcar en la salud. Finalmente, la propuesta no prosperó en el Congreso gracias al lobby impulsado entre los asambleístas colombianos por las empresas que comercializan Coca-Cola y Pepsi en el país cafetalero.
Este reportaje pone en evidencia que no solo las tabacaleras están dispuestas a gastar millones de dólares con tal de garantizar sus ingresos, sin importarles que su producto constituya un veneno para la salud de las personas, sino también otras grandes industrias como la del azúcar, aún a sabiendas que se ha comprobado ampliamente la relación entre las bebidas azucaradas con el desarrollo de caries y enfermedades potencialmente mortales como la diabetes o la hipertensión.