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¿Castaña o almendra?

Los volúmenes reportados a la fecha sitúan a Bolivia como líder de la exportación de castaña sin cáscara. Se trata de aquella castaña que ha pasado por un proceso de selección de semillas, secado, despojo de su cáscara, embalaje y etiquetado; y que es conocida como “castaña beneficiada”, haciendo referencia a las empresas beneficiadoras, ubicadas en Riberalta (Beni) o Cobija (Pando), que se encargan de realizar este proceso. La castaña sin cáscara se conoce en los mercados como almendra, aquel fruto seco común en la repostería y la cocina e ingrediente casi obligado de varias marcas comerciales de granola.

De acuerdo con el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), entre 2005 y 2016 se exportaron cerca de 273.000 toneladas de castaña sin cáscara. Una división arbitraria entre esta cantidad de castaña y el número oficial de habitantes de Bolivia (11 millones) muestra una relación de 25 kg de castaña exportada por persona. Sin entrar en el análisis de la distribución desigual de los beneficios que genera esta exportación, sobre todo hacia el eslabón de recolectores de la materia prima, la castaña representa la piedra angular de la economía de la región amazónica de Bolivia y del paradigma de la conservación del bosque a través del uso de sus frutos.

La recolección de la castaña (zafra) ocurre entre diciembre y marzo. La zafra 2016-2017 tuvo que lidiar con una disminución del 45-60% de la producción. La reducción de las lluvias y la fuerte sequía experimentada en mayo y junio de 2016 fueron identificadas como las principales causas de esta baja producción. La respuesta del mercado internacional fue un aumento del precio, sumado al incremento de la cotización de otras nueces de las que depende el precio final de la castaña. Esto explica que el valor de las exportaciones de castaña se haya incrementado en un 15% hasta septiembre de este año, según estimaciones del IBCE, a pesar de existir una disminución del 34% del volumen de exportación.

Las precipitaciones de este año y la percepción de los recolectores de algunas regiones castañeras apuntan a que la zafra que se avecina será mucho mejor que la anterior. La experiencia acumulada en la presente gestión resalta la importancia de iniciar programas de monitoreo de la producción anual de especie con registros climáticos localizados. Existen otros aspectos que requieren atención como la regeneración natural de la especie o la diversidad genética de sus poblaciones. Esta información permitiría anticipar una baja producción de castaña y comprender los escenarios y el impacto ecológico de su aprovechamiento.