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Gobiernos y reelecciones en nuestra América

Los últimos tres años, a flor de la elección presidencial de octubre de 2014, en el debate social y político de Bolivia, cual campaña permanente, se ha posicionado como eje, alrededor del cual gira la inmensa mayoría de los demás temas, el de una nueva postulación del actual Presidente, la que, en números ordinales, sería su cuarta postulación, o, siguiendo la moda a usanza, la rerererepostulación, tras 2005, 2009, 2014 (“interpretada” por el Tribunal Constitucional Plurinominal de que la nueva CPE de 2009 era “originaria” y empezaba el cálculo en fojas cero), y la discutida para 2019, con fallo del mismo TCP (ya de salida y, por ende, apurado) interpretando libérrimamente la Convención Americana sobre Derechos Humanos, o Pacto de San José de Costa Rica, de 1978.  

Pero no voy a escribir sobre la posible postulación y lo imprescindible, para el MAS, de una rerereelección de Evo Morales. Lo que quiero es contextualizar las formas de ejercer la democracia (o deshacerla) en nuestra América; y a partir de ello, aclarar unos cuantos conceptos de ese ejercicio que ha generado confusión en las discusiones y en los medios; porque esas confusiones a veces originan las fake news que tanto menciona Mr. Trump.

En nuestra América hoy existen 56 países y territorios, de ellos 35 independientes y 21 que no lo son, administrados de diferentes formas por Dinamarca (1), EEUU (3), Francia (3), Holanda (6) y Reino Unido (8), a los que no analizaré. De los otros 35, todos forman parte de la OEA, aunque a Cuba no le ha interesado regresar después de su expulsión en 1962, ya levantada. Tampoco me ocuparé de analizar el caso cubano, porque su forma de gobierno difiere del de los otros 34 países, ya que su presidente, que encabeza el Consejo de Estado, es elegido por la Asamblea Nacional del único candidato propuesto por el Comité Central del Partido Comunista, y fluctúa entre el aparentemente sistema parlamentario (que elige al presidente), y el presidencialista-centralizado (férreo control partidario desde el Ejecutivo).

Salvada esta aclaración, de los otros 34 países, 19 son latinoamericanos (hispanos, portugueses o franceses), 14 anglófonos y uno neerlandófono (algunos plurilingües); 22 se gobiernan por sistemas presidencialistas, aunque Guyana es semipresidencialista, mezcla de ambos; y 12 son parlamentaristas. De los parlamentaristas, en 10 su jefe de Estado es la reina británica y ninguno es de origen latinoamericano.

Vale recordar que los gobiernos parlamentaristas se rigen por la duración de sus legislativos, y que sus ejecutivos pueden gobernar tantas veces como la agrupación que lideran tenga mayoría en ese Parlamento, por lo que el jefe de Gobierno no es elegido por voto directo. También cabe aclarar que es errónea la comparación del presidente Morales cuando mencionó a Angela Merkel como ejemplo de reelección presidencial, siendo que solo fue reelegida como diputada al Bundestag (el Parlamento alemán); pero como su partido tuvo la primera mayoría, ella (su líder) tenía la opción inicial de intentar volver a formar gobierno, algo que en dos meses aún no ha logrado.

En los sistemas presidencialistas, dos países eligen presidente por seis años; ocho, por cinco; y nueve, por cuatro. Cuatro no aceptan ninguna reelección; cinco inmediata (de éstos, Honduras recién se aplicó con el antecedente de que un presidente fue destituido abruptamente por solo proponerlo, y en Bolivia se fuerza otro intento); en siete, no inmediata; y en tres, sin límite, todos éstos bolivarianos, aunque la consulta popular de 2018 en Ecuador buscará eliminarla. Ésos son los datos. Las conclusiones serán suyas.