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La integración eléctrica Bolivia-Brasil avanza

A partir de 2009, el Gobierno de Bolivia comenzó a estructurar una política de integración basada en energía eléctrica con el objetivo de transformar al país en un polo exportador para los países vecinos. La principal motivación que fundamentó esta política fue el acuerdo del gasoducto Bolivia-Brasil, que permite exportar hasta 34 millones de metros cúbicos de gas al día, bajo el régimen de take or pay (compra obligatoria) con precios indexados al mercado internacional. Los recursos en dólares obtenidos con las exportaciones garantizaron innumerables beneficios, como se constata en los 10 años de alto crecimiento del PIB, bajas tasas de desempleo y reducción de la desigualdad social con resultados poco observados en la historia de Bolivia.

La política de integración se centró inicialmente en un proyecto base y ancla: la construcción de una central hidroeléctrica binacional con Brasil en el río Madeira, de 3.500 megavatios (MW) de potencia (mitad para cada país). Este proyecto fue incorporado a un ambicioso programa de desarrollo del sector eléctrico de Bolivia, que estableció dos prioridades. La primera está enfocada en la atención del mercado interno con inversiones en centrales térmicas, hidroeléctricas y líneas de transmisión. La segunda está dirigida a la exportación, dado que Bolivia tiene un potencial hidroeléctrico de más de 40.000 MW. Así se prevén proyectos de nuevas hidroeléctricas y plantas térmicas con capacidad estimada para exportar 7.500 MW solamente para Brasil.  

Para viabilizar el programa del sector eléctrico, el Gobierno adoptó una serie de iniciativas, destacándose la estructuración de nuevo marco jurídico, en proceso de aprobación en la Asamblea Legislativa; la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) fue estructurada como holding estatal verticalizada responsable directa por la ejecución del planeamiento e inversiones; formación y consolidación de un equipo técnico. Y recientemente se creó el Ministerio de Energía, dando más enfoque y velocidad al proceso de integración.

En función de la dimensión del mercado eléctrico brasileño, del modelo de contratación con contratos a largo plazo, y del proyecto de la hidroeléctrica binacional, la prioridad de la integración eléctrica de Bolivia es Brasil. En este sentido, las negociaciones están avanzando rápidamente, teniendo como marco la reunión celebrada el 7 de noviembre de 2016 en Santa Cruz entre el Presidente de Bolivia y el Ministro de Minas y Energía de Brasil. En este encuentro se firmó un contrato de financiación entre ENDE, el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF y Eletrobras para los estudios de viabilidad de la central binacional. Con esta decisión, las reuniones técnicas entre los ministerios de Energía de Bolivia y Brasil, ENDE y Eletrobras intensificaron y avanzan en tres vertientes: estudios de complementariedad hidroeléctrica entre los dos sistemas eléctricos, transferencia de tecnología y las bases del tratado internacional que va a regir la integración eléctrica.

Con la decisión tomada por el Gobierno de Brasil de privatizar el grupo Eletrobras, los estudios técnicos de la represa binacional y de las otras hidroeléctricas de Bolivia van a necesitar y depender de la experiencia con grupos privados brasileños. En esta dirección, se destaca la usina de Jirau (3.750 MW) inaugurada en diciembre de 2016, que tiene consistentes conocimientos en términos de los desafíos tecnológicos y ambientales en la construcción de hidroeléctricas en la cuenca del río Madeira. Este tipo de articulación técnica es imprescindible y estratégica para que ENDE posea base sólida de conocimiento técnico para participar lo más activamente posible de la construcción de la hidroeléctrica binacional, adquiriendo así experiencia para la construcción de otros grandes proyectos como el de Cachuela Esperanza y El Bala, que forman parte del programa de integración eléctrica dirigido prioritariamente al mercado eléctrico de Brasil.

Por último, y como conclusión, la importancia geopolítica de la integración eléctrica de Bolivia y Brasil es estratégica, al estrechar aún más los lazos económicos y políticos, fortaleciendo las relaciones diplomáticas sobre bases más sólidas y duraderas, a ejemplo de los prometedores resultados vinculados al desarrollo del gasoducto Bolivia-Brasil.