Montañas, agua y alimentos
Los agricultores de montaña suelen recibir solo una pequeña fracción del precio final de sus productos.
Ayer se conmemoró el Día Internacional de las Montañas, fecha instaurada por la comunidad internacional para valorizar el aporte de estos espectaculares ecosistemas, que además de ser esenciales para la provisión de agua en ciudades como La Paz, albergan una importante biodiversidad que incluye cultivos resistentes que pueden ayudar a enfrentar el cambio climático.
Por ejemplo, según se consigna en un artículo del director del Departamento Forestal de la FAO publicado tiempo atrás en este diario, en las alturas del Himalaya pequeñas comunidades indias cultivan un arroz morado conocido como el “arroz prohibido”, porque en el pasado solamente las familias reales tenían acceso a este grano, que además de nutritivo se le atribuye poderes sobrenaturales para proteger a los hogares que rodea.
Y así como este arroz existen decenas de alimentos producidos gracias a la interacción milenaria entre agricultores locales, culturas tradicionales y ecosistemas de montaña ricos en aminoácidos, oligoelementos, vitaminas y proteínas. Es el caso del albaricoque liso de Batken (una región remota de Kirguizistán), de las lentejas negras de Nepal o las semillas de amaranto negro de Bolivia.
Sin embargo, estos alimentos altamente nutritivos prácticamente son casi desconocidos fuera de las regiones en que se producen. Además, se encuentran seriamente amenazados, pues las comunidades que los cultivan también están en riesgo por el cambio climático y la falta de apoyo gubernamental para preservar su cultura y los medios que les permiten subsistir.
Y es que, no sobra recordar, la producción agrícola en la montaña se da a pequeña escala y no puede competir con la producción intensiva de las tierras bajas. Por otro lado, los campesinos de estas regiones suelen recibir solamente una pequeña fracción del precio final de sus productos debido a los altos costos de transporte, a los muchos intermediarios y la falta de acceso a los mercados de alto poder adquisitivo. De allí que la pobreza y la marginación sean particularmente altas en las zonas montañosas de los países en vías de desarrollo. Además, siempre según la misma fuente, la seguridad alimentaria de una de cada tres personas que habitan estos lugares está en peligro.
Por todo ello, urgen políticas públicas que permitan introducir estos productos a los mercados internacionales, como ocurrió por ejemplo con la quinua o con el café Kopi Luwak de Indonesia, a través de canales de negocios que beneficien directamente a los productores de montaña. De lo contrario, la creciente migración de los miembros jóvenes de estas comunidades hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades será incontenible, y con ello, desaparecerán los conocimientos y servicios milenarios que proporcionan los agricultores de las montañas, cuyas vidas se encuentran profundamente entrelazadas con la tierra, los bosques y el agua.