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Wednesday 7 Jun 2023 | Actualizado a 14:10 PM

Corredor bioceánico de integración

El corredor bioceánico es un gran proyecto al que todos los  suramericanos debemos apoyar.

/ 14 de diciembre de 2017 / 04:26

Quizás se trate de uno de los proyectos de infraestructura más importantes de este nuevo siglo en Suramérica. El proyecto de unir a través de ferrovías los océanos Atlántico y Pacífico (iniciativa que ha partido del Gobierno de Bolivia, y al que se han sumado Perú, Brasil y Paraguay —incluso podría unirse Argentina—, y cuenta con el apoyo de organismos de financiamiento del más alto nivel) permite avizorar una década de avances en materia de integración entre dos bloques comerciales como son la Comunidad Andina (CAN) y el Mercado Común del Sur (Mercosur).

En efecto, Bolivia y Perú forman parte de la CAN desde 1969; mientras que Brasil, Paraguay y Argentina son miembros fundadores del Mercosur desde  1991. El gigante Brasil posee puertos estratégicos en el Atlántico, mientras que Perú los posee en el Pacífico. La injusticia histórica ha hecho que hasta la fecha Bolivia no haya recuperado su cualidad marítima y no posee un puerto propio en el Pacífico, pero el influjo de sus mercancías y su vocación por retornar al mar le han mantenido siempre mirando el horizonte de ese gran océano. En enero de 1992 se suscribieron los acuerdos de Ilo entre los entonces mandatarios de Bolivia y Perú, Jaime Paz Zamora y Alberto Fujimori, respectivamente, por los que Lima otorgó a La Paz una zona franca industrial precisamente en la ciudad portuaria de Ilo.

Según datos proporcionados a la prensa nacional e internacional, el ferrocarril bioceánico tendría una extensión de 3.755 kilómetros, podría transportar al inicio 10 millones de toneladas de mercaderías al año (sobre todo al Asia). El 50,4% de la línea férrea atravesaría Bolivia. Brasil tendría el 40,5% y Perú, el 9%. Precisamente sería el puerto peruano de Ilo el punto terminal en el Pacífico, mientras que el puerto de Santos lo sería en el Atlántico.

La inversión estimada en más de 10.000 millones de dólares requerirá la palanca financiera de organismos de la talla del BID y la CAF (esta última institución nacida en el seno del Acuerdo de Cartagena y que ha crecido notablemente en los últimos 20 años). Además existe interés en los gobiernos de Alemania, Francia, Inglaterra y, por supuesto, China para contribuir a la materialización de este megaproyecto.

El principal ejecutivo de Fonplata, el uruguayo Juan Notaro, afirmó en una declaración pública que “el corredor ferroviario bioceánico traerá a la población sudamericana mejores oportunidades de integración y comercio”. Ciertamente productos como la soya y sus derivados, minerales, derivados de petróleo y mercaderías en general se verán favorecidas con un transporte a un precio más asequible y competitivo de concretarse la vía interoceánica.

De ahí el interés de Paraguay de tener un ramal hasta Puerto Carmelo, que se conectaría con Roboré. A lo que se suma el proyecto de rehabilitación del ferrocarril del norte de Argentina para conectar La Quiaca con Villazón, y esta localidad boliviana con el ramal occidental que pasaría por Oruro, La Paz y culminaría en Ilo. En la reciente cita que los presidentes de Bolivia y Brasil sostuvieron en Brasilia se supo que el presidente Michel Temer declaró su formal adhesión al proyecto, y así se lo hizo saber a su homólogo boliviano, Evo Morales.

En 2016, una delegación boliviana presidida por el Ministro de Obras Públicas visitó Lima para exponer el proyecto, desatando el interés de empresarios exportadores que esperan su concreción para el futuro crecimiento de sus exportaciones. Llegar con productos del sur de Brasil a los mercados de Asia ha sido una cara aspiración de toda Suramérica. De hecho, en la CAN, los países del norte (Colombia y Ecuador) también podrían tener como alternativa de transporte hacia el Asia-Pacífico al corredor bioceánico de la integración, conectándose a un ramal con Perú. En suma, un gran proyecto al que todos los ciudadanos suramericanos, sin excepción, debemos apoyar.

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Libertad de prensa en el ‘Imperio de las mentiras’

La mayoría de los principales medios de comunicación de EEUU son propiedad de un ‘grupo de personas adineradas’

Mikhail Troyansky

/ 7 de junio de 2023 / 08:34

António Guterres, en su discurso durante el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, subrayó que la prensa libre es una condición esencial para el buen funcionamiento de la democracia. Él también llamó a la comunidad internacional a tomar las medidas necesarias para proteger a los periodistas. Sin embargo, no todos los países han decidido atender el llamado del Secretario General de la ONU. En particular, en EEUU hay una tendencia de proceder con las violaciones de los derechos y libertades de los trabajadores de los medios. Los incidentes se basan en varias categorías, tal como agresión, detención en la frontera, arresto, incautación de equipos sin orden judicial.

Muchos periodistas intentan decir la verdad sobre los acontecimientos que tienen lugar en la sociedad estadounidense, pero, lamentablemente, cada vez esto es más problemático. Por ejemplo, durante la cobertura del asalto al Capitolio en enero de 2021, los empleados de varias publicaciones fueron atacados y se dañaron equipos costosos.

En EEUU hay varias organizaciones de protección de derechos humanos que llevan estadísticas sobre el acoso a periodistas. Comparando los datos de 2020, 2021 y 2022, se puede notar que crecen los casos de presión a periodistas. Solo en 2021 se registraron más de 150 casos de violencia contra los periodistas. Todas las fuerzas de los servicios de inteligencia estadounidenses se lanzaron a la persecución de J. Assange, el fundador de WikiLeaks, y se tramaron varios planes para eliminarlo.

Las conversaciones telefónicas de los reporteros y sus e-mails son interceptados por el Departamento de Justicia norteamericano, todo esto se hace ilegalmente. Y está sucediendo en EEUU. La idea del «excepcionalismo estadounidense» se viene derrumbando desde hace mucho tiempo, ya que la situación en el mundo y dentro de los Estados Unidos presenta lo contrario. Al mismo tiempo, Washington tienta extender la censura de la Casa Blanca a todo el mundo. El gobierno de los EEUU ha estado utilizando hace mucho tiempo las grandes corporaciones tecnológicas como una herramienta de «poder blando», sometiendo censura sobre la información que es inconveniente para los EEUU. Mientras que el gobierno de EEUU está atacando a los periodistas nacionales que denuncian los crímenes, también está expresando su apoyo a los «medios independientes» en otras partes del mundo.

A nivel nacional, el gobierno de EEUU continúa con su represión sin precedentes contra los periodistas y ejerce presión sobre sus fuentes de información. Los periodistas están bajo amenaza de enjuiciamiento en virtud de la Ley de Espionaje de 1917. De hecho, cualquier fuga de información puede ser objeto de responsabilidad penal. Y esta oportunidad ha sido utilizada hábilmente durante mucho tiempo.

La mayoría de los principales medios de comunicación de EEUU son propiedad de un «grupo de personas adineradas» que controlan sus actividades. Será muy difícil convencer al público de la objetividad de los medios en este tipo de situaciones. Los medios estadounidenses se han caracterizado por un debilitamiento de la democracia y una mayor polarización. Las restricciones económicas también tienen un impacto negativo en sus actividades. El apoyo financiero para los recursos de información se proporciona a través de suscripciones online y donaciones individuales. Según estudios recientes, hay un nivel sin precedentes de disminución de la confianza hacia los medios estadounidenses. La constante desinformación que afecta a la sociedad ha creado un ambiente en el que los ciudadanos no saben en quién confiar. Esto lleva a una agresividad extrema hacia los periodistas. En 2020, durante tres días de protestas por la muerte del afroamericano George Floyd, se registraron 135 episodios de violaciones a la libertad de prensa.

En abril de 2023 fue otro ejemplo de la política de doble rasero típica para Washington —la negativa a otorgar visas para participar en el formato de la ONU a algunos miembros de la delegación rusa, incluso a los periodistas. Esta posición fue muy claramente caracterizada por el embajador de Rusia en EEUU, Anatoli Antonov: «EEUU está dispuesto a respetar la libertad de expresión si esto no contradice sus intereses».

(*) Mikhail Troyansky y Oleg Karpovich son vicerrectores de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia

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Áñez, de puño y letra, libro de (des)memorias

'No busqué la Presidencia, me tocó asumirla', admite la exmandataria en su libro

Rubén Atahuichi

/ 7 de junio de 2023 / 08:25

Jeanine Áñez acaba de publicar un libro de memorias (editorial El País) sobre su autoproclamación en 2019. Jeanine, de puño y letra decidió titularlo. El texto de 213 páginas fue prologado por el expresidente de Colombia Andrés Pastrana, quien, en sus comentarios sobre la impronta de la mujer la llama “mártir de la democracia”.

De todos modos es un registro histórico y hasta confesión de parte, que devela, en su versión, pormenores de su llegada al poder que, en su criterio, respondió a la “línea de sucesión”. Aunque la delata cierta mala memoria, como el capítulo en el que cuenta que no recuerda a quiénes contestó las llamadas cuando le propusieron ser presidenta, salvo Ricardo Paz y Fernando Roca, “a nombre de Fernando Camacho”. No recuerda también el nombre del comandante que la recibió en el Colegio Militar, cuando el 11 de noviembre de 2019 fue transportada en un helicóptero oficial al recinto militar desde El Alto, con la seguridad presidencial. Menos sabe “quiénes eran ni quién los envió” sobre los militares de la Fuerza Aérea que al llegar de Trinidad a El Alto le dijeron que tienen que trasladarla a la academia militar.

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Tampoco recuerda con quiénes se reunió al mediodía de ese lunes en el hotel Casa Grande, en La Paz, donde la esperaba Camacho. Citada en el libro y aludida en ese lugar, Nadia Beller la desmiente y dice que “no estaba en ese hotel, mucho menos en la reunión a la que hace referencia”. Hasta le pide a Áñez que debería hacer un fe de erratas.

Sin embargo, el capítulo que más interesa es el relativo a la llegada al poder de Áñez. “No busqué la Presidencia, me tocó asumirla”, admite la exmandataria, sentenciada a 10 de prisión por ese hecho.

Aunque no lo había mencionado en la argumentación de su proclamación, en aquella sesión sin quorum ni asistencia de la fuerza mayoritaria del MAS del 12 de noviembre, Áñez invoca en el libro el comunicado —no una resolución, menos una sentencia o un auto constitucional— del Tribunal Constitucional de ese día, en el que dicho órgano, de manera difusa, hizo referencia a la sucesión “ipso facto”. En realidad, ese comunicado no se refería al caso específico de sucesión que se atribuyó Áñez, sino que evocó la Declaración Constitucional 0031/2001, bajo dos condiciones que Áñez y los defensores de la “constitucionalidad” (Carlos Mesa acuñó: “sucesión impecable”) de su proclamación no quieren discutirlas: dicha sucesión “ipso facto” fue atribuida al “Vicepresidente de la República” y que “cualquier entendimiento distinto podría atentar contra la inmediatez en la sucesión presidencial, prevista en el orden constitucional”.

“Procedimos conforme a las directrices”, dice sin sonrojarse Áñez.

Salvo por la instalación del relato, sea por la hegemonía mediática y el predominio de las fuerzas minoritarias de entonces, Áñez insiste en reivindicar su posición en la “línea de sucesión” sin haberle correspondido. Si bien entonces también habían renunciado el vicepresidente Álvaro García y los presidentes de las Cámaras de Senadores, Adriana Salvatierra, y de Diputados, Víctor Borda, ameritaba, según reglamento, la recomposición de las directivas camarales en función de mayorías y minorías, más de la primera. Áñez y sus acólitos no lo entendieron así, ni hicieron el esfuerzo supremo e imperativo, en aras de la democracia que tanto invocan, por conseguir la instalación de la Asamblea Legislativa, para la lectura y aprobación de las renuncias, y la definición de una sucesión impecable, como la de Jorge Quiroga en 2011, de Mesa en 2003 y de Eduardo Rodríguez en 2005.

Esta descripción no es nueva. Por algo la sentencia contra Áñez argumenta incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes.

O se cumple o no la Constitución, no hay medias tintas, como entonces quiso hacer creer Waldo Albarracín, uno de los tantos asistentes a las reuniones extralegislativas en la Universidad Católica que se decantaron por Áñez, que dijo que las discusiones pretendían una sucesión “lo más cercana posible a la Constitución”.

Lo de Áñez no fue sucesión constitucional ni ellas es “mártir de la democracia”, como la bautiza Pastrana. Una acción en la que la otrora senadora incurrió no es más que una irrupción de facto en el poder. “Ni en sueños imaginé que yo pudiera llegar a la Presidencia”, dice en el libro. Es que no la correspondía.

Hubo entonces ruptura constitucional. Y sin eufemismos, hubo golpe de Estado, cuya consumación tuvo como antecedente las acciones conspiratorias de Camacho y la consecuencia de las masacres de Sacaba y Senkata. Que la memoria no nos traicione.

(*) Rubén Atahuichi es periodista

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Horrible solución climática

Los motores de combustión interna no necesitan el apoyo del gobierno, y tampoco los biocombustibles

/ 7 de junio de 2023 / 08:12

A medida que Estados Unidos se apresura a generar más electricidad renovable, se ha puesto de moda preocuparse de que los parques solares y eólicos utilicen demasiada tierra. Pero Estados Unidos también está compitiendo para producir más combustibles renovables, y utilizan mucha, mucha más tierra para desplazar mucho, mucho menos combustible fósil.

Es bastante conocido que los combustibles agrícolas como el etanol de maíz y el biodiésel de soja aceleran la inflación alimentaria y el hambre mundial, pero también son un desastre para el clima y el medio ambiente. Y eso es principalmente porque son cerdos de tierra ineficientes. Se necesitan alrededor de 100 acres de biocombustibles para generar tanta energía como un solo acre de paneles solares; en todo el mundo, se utilizó una masa de tierra más grande que California para producir menos del 4% de combustible para el transporte en 2020.

Eso es un gran desperdicio de tierra preciosa que el mundo necesita para almacenar carbono que pueda estabilizar nuestro clima cálido y cultivar cultivos que puedan ayudar a alimentar a la creciente población.

Para 2050, el mundo necesitará producir 7,4 cuatrillones de calorías adicionales cada año para llenar casi 10.000 millones de estómagos, al mismo tiempo que terminará con la deforestación y la destrucción de otras áreas silvestres para cumplir con los objetivos de emisiones del acuerdo climático de París. Los biocombustibles hacen que ambos trabajos sean mucho más difíciles.

Pero el presidente Joe Biden, al igual que los presidentes George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump antes que él, prometió lealtad al etanol antes de competir en el caucus de Iowa, porque los mandatos de etanol elevan el precio del maíz y ganan votantes. Pero su decisión más importante aún está por tomar: qué hacer con el estándar de combustible renovable que ha mantenido a flote a la industria desde mediados de la década de 2000.

Pero las reglas y los volúmenes que creó el Congreso para el estándar de combustible renovable solo se extendieron hasta 2022, y la EPA del señor Biden podría revisarlos fácilmente para avanzar en sus objetivos climáticos. La agencia podría limitar el estándar a los biocombustibles elaborados con restos de grasa de restaurantes, residuos de cultivos u otros productos de desecho que no utilizan tierras de cultivo. Podría crear un límite más estricto para los biocombustibles basados en cultivos, como lo ha hecho Europa. O al menos podría modificar su propio enfoque para tomar más en serio el uso de la tierra en sus análisis de emisiones. Cruzar el cabildeo agrícola nunca es fácil, pero se puede hacer: el senador Ted Cruz de Texas decidió no doblegarse ante los productores de etanol en la campaña presidencial de 2016, y aun así ganó el caucus republicano de Iowa.

Por ahora, la regla propuesta por la EPA en realidad expandiría el biodiésel de soya, que requiere incluso más tierra que el etanol de maíz. Y aunque el etanol de maíz es básicamente alcohol ilegal, una libación antigua con una historia de un siglo como combustible, un grupo bipartidista de miembros de la Cámara también presentó un proyecto de ley para reclasificar el etanol de maíz como un biocombustible avanzado para que finalmente supere los 15.000 millones de galones.

El cambio puede ser difícil. El progreso no siempre beneficia a todos por igual. Pero los motores de combustión interna no necesitan el apoyo del gobierno, y tampoco los biocombustibles. Son pesadillas climáticas disfrazadas de soluciones climáticas, y están haciendo la vida más difícil para algunas de las personas más pobres de la tierra. Están prácticamente en el Oxford English Dictionary como «contraproducentes».

(*) Michael Grunwald es columnista de The New York Times

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Menos desechables, mejor ambiente

/ 7 de junio de 2023 / 08:05

La producción anual global de plástico supera los 400 millones de toneladas, la mitad de las cuales se usa solo una vez. Menos del 10% se recicla, y al menos 19 millones de toneladas de desechos plásticos terminan en lagos, ríos y mares cada año. En Bolivia, según un estudio realizado por la consultora en medio ambiente Servicios Ambientales SA y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), se desechan más de 142.000 toneladas de plásticos cada año; considerando la población estimada del país, esto significa que cada uno de nosotros descarta alrededor de 12 kilos de productos plásticos al año. Aunque esto puede variar según nuestro estilo de vida y poder adquisitivo, lo cierto es que cada bolsa, cubierto o envase desechable que consumimos empeora el problema de contaminación por plásticos.

El 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente, instaurado desde 1973 y dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); para este año, el tema central es “Sin contaminación por plásticos”, ante una emergencia latente de actuar frente a este gran problema ambiental que está viviendo el planeta.

Lea también: TIPA en acción

Desde nuestra mirada, somos los ciudadanos los que podemos cambiar esta situación crítica y marcar la diferencia. El ser ciudadanos ambientalmente responsables contribuye a que este escenario cambie y para ello, vemos que debemos reformular el concepto de cómo estamos conduciendo nuestras acciones. En primer lugar, entender el concepto de economía circular, que elimina el concepto de residuo y fomenta la reutilización, reparación y reciclaje de productos. Apoyar los negocios sostenibles que están creados y construidos de manera consciente y responsable con el objetivo de minimizar su impacto negativo en el medio ambiente, además que este tipo de negocios fomentan la innovación y la adopción de tecnología y prácticas sustentables en sus procesos y productos, generando una cadena de valor desde el productor hasta el consumidor. Es hora de actuar juntos, esto significa ser activos ambientalmente, participar en iniciativas locales que promuevan la reducción del consumo de plástico y la protección del medio ambiente.

En este 50 aniversario del Día Mundial del Medio Ambiente, cambiemos “el usar y desechar”, por una mentalidad de reducir, reutilizar, reparar y reciclar. El problema del plástico desechable es real y urgente. Unámonos a millones de personas alrededor del mundo que están comprometidas en reducir su consumo de plástico y están construyendo un mejor ambiente para todos.

Imaginemos un futuro libre de desechos plásticos, donde los árboles no tienen bolsas enredadas en las ramas y donde las familias y ecosistemas son prósperos y saludables. Para lograrlo necesitamos asumir la responsabilidad de nuestros actos y promover cambios en nuestra sociedad. Un cambio de conducta y una actitud propositiva marcarán la diferencia. Es momento de actuar y crear un futuro en el que menos plástico signifique un mejor ambiente para todos.

(*) Ruth Delgado es gerente de Proyecto de la FAN

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La Corte se equivoca con Warhol

Warhol previó un futuro en el que los artistas comenzarían no con la idea de una ‘tabula rasa’

Richard Meyer

/ 6 de junio de 2023 / 07:00

La Corte Suprema se equivocó. En una decisión reciente de 7 a 2, el tribunal dictaminó que Andy Warhol infringió los derechos de autor de Lynn Goldsmith cuando, en 1984, utilizó su fotografía de la estrella del pop Prince como imagen de origen para una serie de retratos serigrafiados. Desde un punto de vista legal, el fallo fue relativamente limitado: se centró en el hecho de que la Fundación Warhol había autorizado la reproducción del Príncipe naranja de Warhol para una revista, el mismo propósito que Goldsmith fijó para la foto original. Por lo tanto, se le debía parte de esa tarifa de licencia.

Como historiador del arte y estudioso de Warhol, me pidieron que escribiera un informe amicus curiae en nombre de la fundación. Argumenté que los retratos de Warhol transformaron la fotografía de Goldsmith (en escala, composición, medio, color y efecto visual general), a tal grado que calificaron como «uso justo», una doctrina que, en nombre de la libertad de expresión, permite la adaptación de materiales protegidos por derechos de autor bajo condiciones particulares.

Sin embargo, hay mucho sobre Warhol y la cuestión de la originalidad que dejé fuera de mi informe. Ahora que el caso ha sido decidido, puedo compartir lo que no dije a la Corte Suprema. Lo que es más notorio es que no dije que el uso justo, aunque necesario como doctrina legal, no hace nada para ayudarnos a comprender el arte de Warhol. A lo largo de su carrera, el artista no se preocupó por los derechos de autor sino por el derecho a copiar, que vio tanto como un método creativo como un diseño para vivir.

Su dependencia de fuentes externas se extendió mucho más allá de su arte. Cuando se cansaba de ser él mismo, Warhol a veces pedía a otros que asumieran el papel. En 1967, contrató al actor Allen Midgette para que apareciera como Warhol en una gira de conferencias. Cuando se descubrió el truco, Warhol respondió: «Él era mejor que yo». Desde la perspectiva del artista, Midgette no solo era mejor para hacer comentarios y responder preguntas de una audiencia pública. Era mejor siendo Warhol. La copia que excede al original fue un componente central de la sensibilidad de Warhol. Repitió y rehizo fotografías encontradas en vibrantes pinturas y grabados que se repetían con diversos grados de diferencia visual. Cuando apareció en la escena de las galerías en la década de 1950, la reproducción de imágenes populares y de consumo en bellas artes se consideraba indescriptiblemente vulgar. Sin embargo, en pocos años, tanto el mundo del arte como el comercial reconocieron el valor del pop.

Al final de su carrera, Warhol se centró en los retratos serigrafiados de celebridades, miembros de la alta sociedad, magnates industriales y cualquier otra persona que pagara la tarifa requerida: $us 25.000 por el retrato y $us 15.000 por cada panel adicional en colores contrastantes, que normalmente se muestra junto al primero. Ser retratado por el artista era convertirse en un “Warhol”. Un método artístico basado en la repetición y la apropiación se convirtió, paradójicamente, en su estilo característico.

Warhol previó un futuro en el que los artistas comenzarían no con la idea de una tabula rasa sino con una sociedad rebosante de imágenes e información. Ese futuro es el momento en el que vivimos ahora, cuando los artistas contemporáneos dibujan libremente sobre fotografías y objetos materiales preexistentes, incluidas, por supuesto, las representaciones digitales. Nuestros propios dobles warholianos no son actores que se presentan como mejores versiones de nosotros; tenemos perfiles en Instagram y Twitter para cumplir ese propósito.

Dado el deseo de Warhol de ir más allá de los límites de la autoexpresión, uno solo puede imaginar el deleite que habría sentido al aplicar la IA generativa al arte. Su famoso deseo expresado, «Quiero ser una máquina», nunca ha estado más cerca de la realización de lo que está hoy. Las nuevas tecnologías y software como ChatGPT hacen que sea cada vez más difícil distinguir los productos de inteligencia humana de los de simulación artificial. Warhol habría saboreado ese problema (de una manera que los profesores universitarios que califican los trabajos de los estudiantes no lo hacen).

Warhol fue más original en la forma en que desmanteló la idea de originalidad. No incluí esta formulación en mi resumen por temor a que fuera demasiado abstrusa. Warhol no copia ni trasciende sus fuentes. Los retiene como imágenes secundarias parpadeantes y repetibles mientras cambia drásticamente su apariencia y efecto pictóricos. Eso es lo que convierte “algo que no es suyo en algo totalmente suyo”. Las brillantes imágenes Day-Glo de Warhol, ligeramente descentradas, cambian la forma en que vemos a las celebridades y la cultura de consumo. Su obra, en su mejor momento, nos transforma. Cuando se codificó la doctrina del uso justo en 1976, Warhol era el artista vivo más famoso del mundo y había realizado sus pinturas serigráficas más famosas. Si hubiera sabido sobre el uso legítimo, el artista probablemente no se habría preocupado por las repercusiones legales. Su obra, como todo buen arte, no fue creada para acatar la ley.

(*) Richard Meyer es profesor de historia del arte y columnista de The New York Times

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