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Buenos samaritanos

Desde hace 15 años, cada 29 de diciembre, voluntarios de la congregación cristiana Monte de Oración promueven la campaña El Buen Samaritano, en procura de reforzar la dignidad de miles de indigentes, proporcionándoles ropa limpia, atención médica, un baño, un corte de cabello y dos platos de comida (chocolate caliente y empanadas en el desayuno y picana para el almuerzo).

Pero este gesto de solidaridad solo es el principio, ya que el objetivo final es ofrecerles a quienes se encuentran atrapados en las redes del alcoholismo y la drogadicción ayuda para poder rehabilitarse. Por ejemplo, el año pasado, de las cerca 3.000 personas que fueron atendidas 100 aceptaron el desafío de abandonar las calles y las drogas con el apoyo de estos buenos samaritanos en centros especializados. Y si bien la mayoría abandonó este propósito, muchos otros persisten en esta lucha. De hecho, según explicó a La Razón la coordinadora de esta campaña, hasta ahora 23 personas otrora en situación de calle lograron restablecerse por complemento y hoy no solo contribuyen a la manutención de sus hogares, sino que además ayudan a otros indigentes en su pelea contra las drogas.

Una de ellas es Gina, quien estuvo atrapada durante casi 30 años en este mundo de oscuridad, violencia y abandono. Sin embargo, hace 10 años recibió una palabra de aliento durante la campaña El Buen Samaritano que le devolvió las esperanzas y le proporcionó las fuerzas que necesitaba para salir adelante. Luego de un primer intento fallido, finalmente dejó las drogas y el alcohol hace más de seis años y pudo recuperar a sus tres hijos, quienes además de ser su principal impulso hoy le ayudan a organizar esta cruzada junto con otros voluntarios.

Esteban tiene un testimonio similar. Pese a ser profesional, por causa del alcohol perdió todos sus bienes materiales y se alejó de su familia. Durante varios años le tocó enfrentar la violencia y el desamparo de las calles. Prueba de ello son las varias cicatrices que aún conserva en el rostro y en otras partes del cuerpo. Un recuerdo de los malos tiempos, pero también de que con amor y fe es posible superar cualquier dificultad. Y es que gracias a la reprimenda, pero también a las plegarias de una de las pastoras de Monte de Oración durante una de estas cruzadas se propuso y consiguió superar su adicción. Actualmente trabaja en una institución pública y cada año participa en la campaña el Buen Samaritano cortándoles el cabello a los indigentes; afición que incluso lo indujo a abrir una peluquería (“El tajador”). El resto del año invierte parte de su tiempo libre en ayudar a quienes siguen inmersos en las drogas y en el abandono.

Para este año esperan atender a un número igual o mayor que el año pasado, más de 3.000, y que al menos un centenar acepte el desa- fío de luchar por rehabilitarse. Quienes deseen formar parte de esta cruzada pueden donar ropa limpia y/o víveres en la Av. Montes, frente al colegio Brasil, o incluso apoyar de manera más directa.