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Libre aborto y control imperial

La promoción del aborto es una estrategia geopolítica de control poblacional.

/ 23 de diciembre de 2017 / 04:11

El libre aborto como un logro importante para la autonomía de la mujer es una mentira, y quienes lo promueven, principalmente los grupos pseudofeministas, actúan bajo una mirada excluyente y generadora de violencia. Ellos no están dispuestos a debatir porque no tienen argumentos. Los falsos protagonismos de este grupo (minúsculo, pero importante al ser financiado con cifras millonarias de ONG y clínicas abortistas), actúan como tontos útiles defendiendo intereses económicos y comerciales, transnacionales e imperialistas, cuyo tamaño ni siquiera imaginan.

Además de las “feministas”, una fracción de la izquierda boliviana, autodenominada antiimperialista se ha dejado seducir por estas modas, demostrando una tremenda falta de lucidez y conocimiento histórico. No solamente se ha limitado a aceptar cifras dudosas y sin sustento sobre el número de abortos clandestinos en Bolivia para desarrollar su análisis, sino que no ha sido capaz de llegar al fondo del asunto.

Aparentemente han olvidado la oscura trascendencia del Informe Kissinger y los documentos desclasificados en 1989, que formaron parte del “Memorándum de Estudio para la Seguridad Nacional N° 200–Implicaciones del Crecimiento Poblacional Mundial para la Seguridad de Estados Unidos e Intereses de Ultramar”. Henry Kissinger, autor del informe suscrito en 1974, entonces secretario de Estado del gobierno norteamericano, recomendó al gobierno de Richard Nixon declarar el control de la natalidad en los países “subdesarrollados” como máxima prioridad para Estados Unidos, e impedir su crecimiento poblacional para evitar posibles insurrecciones antiimperialistas en el futuro.

¡La injerencia estadounidense en nuestros países sucede en todo nivel! Tal como sucede ahora, crearon instituciones voluntarias “independientes” y ONG para introducir programas a gran escala de educación y persuasión dirigidos a disminuir la fertilidad. Los denominaron programas de “planificación familiar” y “paternidad responsable”, bajo la recomendación de no usar el término de “control de la natalidad” para no asustar a los políticos de los países “subdesarrollados”.

Sus principales medidas fueron: condicionar la ayuda económica bajo la aceptación de los planes de control de natalidad; garantizar el acceso del 85% de la población a los servicios de anticoncepción; y adoctrinar a las nuevas generaciones sobre lo apetecible que resulta tener una familia pequeña. Uno de los resultados palpables del mencionado informe fue la notoria disminución de la natalidad en Brasil, de una tasa de 6,1 niños nacidos por mujer en 1960 a una tasa de 2,4 niños nacidos en 1994.

¡La estrategia del informe Kissinger no ha perdido vigencia! La reforma proabortista no favorece a los bolivianos, sino al imperio. Significará el asesinato de nuestros compatriotas, la disminución de la tasa de crecimiento poblacional en Bolivia y, por lo tanto, la paulatina entrega de nuestro territorio al control imperial. Es posible que, gracias a estas leyes antipatrióticas, las bases de control político y militar estadounidense, otrora expulsadas de Bolivia, regresen impunes a nuestro territorio.

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Injerencia norteamericana en Bolivia

Fácil es mentir en grupos que se niegan a leer los documentos desclasificados del Departamento de Estado.

/ 27 de marzo de 2019 / 04:28

En el contexto político actual, parece imposible hablar sobre la injerencia norteamericana en Bolivia sin recibir insultos y burlas por parte de los sectores ultraconservadores de la sociedad. Estos sectores, que se “alimentan” principalmente de fake news (noticias falsas) y del chisme vía redes digitales, recurren casi siempre a las falacias ad hominem para encubrir su ausencia de argumentos e información veraz. Recurren a los adjetivos porque no pueden negar que la injerencia norteamericana en Bolivia ha sido real, con diferentes intensidades y en distintos momentos. Estos grupos defienden a Estados Unidos y ponen sus manos al fuego por esta nación, aun cuando esto signifique despreciar a sus connacionales y olvidar las luchas de nuestro país. ¡Impresionante!

Fácil es mentir en grupos que se niegan a leer los documentos desclasificados del Departamento de Estado, o los documentos filtrados por WikiLeaks, que muestran con claridad meridiana que la intervención de Estados Unidos en la política boliviana es real, y que ésta se consolidó durante las décadas de los gobiernos neoliberales, todos ellos siervos obedientes y fieles del poder hegemónico.

¿Acaso no se enteraron de los convenios de inmunidad (impunidad) firmados durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa Gisbert en 2003, que permitían a los militares estadounidenses disparar y asesinar a cualquier ciudadano boliviano sin recibir juicio ni castigo alguno por parte de la Corte Penal Internacional? ¿No les indigna ni un poco que estos gobernantes hayan permitido que los militares y funcionarios norteamericanos se encuentren al margen de la ley, violando la soberanía y los principios democráticos y constitucionales de nuestro país, además de los de la Corte Penal Internacional?

¿Ya se olvidaron que durante la administración de Carlos Mesa la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) tenía una oficina y equipos de trabajo y comunicación en el Palacio de Gobierno boliviano, desde donde dirigía, vigilaba y controlaba las acciones del Gobierno? ¿Acaso no recuerdan que estos viejos políticos que hoy intentan mostrar un aire de renovación trataban a Bolivia como colonia de Estados Unidos?

¿No conocían la injerencia en el control de la natalidad en nuestro país a través de esterilizaciones forzadas a las mujeres indígenas sin su consentimiento, llevadas a cabo por los cuerpos de paz, que a pesar de que fueron expulsados en 1971 regresaron al país para continuar sus operaciones durante los gobiernos de Jaime Paz, Gonzalo Sánchez de Lozada (y Víctor Hugo Cárdenas), Hugo Banzer Suárez, Jorge (Tuto) Quiroga Ramírez y Carlos Mesa? ¿No sabían? ¿O no les importa?

Qué curioso que los viejos políticos que hoy se indignan ante una supuesta injerencia cubana en Bolivia sean los mismos que permitieron que Estados Unidos interviniera en todas las decisiones políticas de sus gobiernos, sometiéndolos y decidiendo desde la Embajada norteamericana quiénes debían ocupar determinados puestos de autoridad, qué alianzas se formarían, cuál sería el adversario para destruir y qué medidas se debía tomar para mantener al pueblo excluido de una verdadera participación política. ¿Ya se olvidaron?

* Politóloga e investigadora.

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Cuerpos de Paz y control de la natalidad

Difunden el pensamiento antinatalista, desinformando a la población.

/ 26 de febrero de 2019 / 04:17

Una importante estrategia de dominación de lo que hasta hace poco fue el mundo unipolar, encabezado por Estados Unidos, versa sobre la cuestión del control del crecimiento poblacional en los países “subdesarrollados”. Los países con menor cantidad de población son propensos a sucumbir al control imperial con mayor rapidez. De ahí que se hicieron realidad en diversos países las esterilizaciones forzadas, el control de la natalidad y la promoción del pensamiento antinatalista.

Los Cuerpos de Paz (Peace Corps, en inglés), que de pacíficos solo tienen el nombre, participaron en esta estrategia imperial. En el caso boliviano, su enfoque antinatalista se concentró en disminuir el crecimiento de la población indígena, esterilizando a las mujeres indígenas, en contra de su voluntad y sin que ellas tengan conocimiento de aquello.

El temor ante la posibilidad de la autodeterminación de los pueblos ha llevado a los imperios a buscar destruirlos o mermar su población.

No sin motivo y con denuncias comprobadas de la ejecución de programas de control de natalidad, el gobierno de Juan José Torres decidió expulsar a los Cuerpos de Paz de Bolivia en 1971, luego de casi una década de operaciones. Los resultados fatales los vivieron nuestras mujeres indígenas, muertas y con daños físicos irreparables.
A pesar de ello, la estrategia de penetración de la política antinatalista en nuestro país continuó y logró reinstaurarse en 1990, hasta que los Cuerpos de Paz abandonaron Bolivia en 2008.

El remanente ideológico que dejaron es todavía difícil de superar y continúa presente como parte del sentido común entre las clases medias y altas, que todavía creen que se puede eliminar la pobreza impidiendo que nuestras mujeres pobres tengan hijos.

¡Antes de confrontar al puñado de personas y familias que concentran la riqueza del mundo quieren eliminar a los pobres!

Al parecer, ignoran la experiencia fujimorista en Perú (1990-2000), que, a pesar de un programa intensivo de esterilización en las áreas rurales, disfrazado de “planificación familiar”, no redujo la pobreza y fue una mutilación para las decenas de mujeres indígenas que eran obligadas a la anticoncepción quirúrgica diariamente. ¡Más de 200.00 mujeres indígenas esterilizadas con el pretexto de eliminar la pobreza!

Los Cuerpos de Paz no operan formalmente en Bolivia; sin embargo, es muy fuerte la incidencia de ONG e instituciones que continúan (¿bajo órdenes de quién?) con este trabajo. Disfrazadas de “apoyo a la mujer” y “planificación familiar”, difunden el pensamiento antinatalista, desinformando a la población y defendiendo intereses transnacionales y de control hegemónico.

Construir dominio ideológico toma tiempo, pero rinde mejores resultados. La idea actual de “no tener hijos” bajo diferentes justificativos se ha convertido en el sentido común de la gente y es muy difundida. ¡Incluso es encarnada por grupos que aparentan ser de izquierda!

Esta idea es fruto de décadas de trabajo de difusión de ideas neoliberales, cuyo objetivo central fue fortalecer la hegemonía norteamericana, no velando por el bienestar de los pueblos ni la reducción de su pobreza, sino bajo el interés único de consolidar su control económico y político.

* Politóloga.

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Disputa global por los recursos naturales

Necesitamos dejar de pensar a la naturaleza en términos de apropiación y reapropiación.

/ 11 de abril de 2018 / 04:06

Frente a la disputa global por los recursos naturales, Bolivia tiene la posibilidad de tomar una postura diferente, no solamente en términos de soberanía en la gestión de éstos, sino también respecto a cómo asumir una nueva relación con la naturaleza. Y a partir de esta visión se podrá definir de qué índole serán las relaciones geopolíticas y geoeconómicas entre Bolivia y el mundo.

Es fundamental impedir la depredación de la naturaleza y buscar alternativas al desarrollo y no desarrollos alternativos. Ante la crisis sistémica del capitalismo, una crisis civilizatoria, Bolivia tiene la posibilidad de irradiar al mundo un nuevo paradigma: el Vivir bien (Suma qamaña), el cual representa no solo una crítica epistemológica a la modernidad, sino también el desafío de construir una nueva praxis política y un nuevo modelo económico. Así, se hace evidente la necesidad de cambiar el marco de desarrollo occidental, moderno, capitalista, que limita nuestro lenguaje y nos impide traducir en la práctica el cambio de paradigma civilizatorio.

Desde algunos sectores se ha planteado la necesidad de una “reapropiación” de los recursos naturales que conduzca a una gestión social de éstos. Es necesario descolonizarnos de esta idea. No podemos pensar a la naturaleza en términos de apropiación y reapropiación. Al caer en esta trampa repetimos la determinación fundamental del sujeto moderno que piensa todo en términos de propiedad (privada), reproduciendo las estructuras de dominación.

Por otro lado, tampoco podemos pensar a la naturaleza en términos de “recursos”. Caer en esta trampa del lenguaje implica ceder ante la visión capitalista mercadocéntrica, desde la cual todos los seres del mundo (incluso los humanos) han sido reducidos a condición de bienes de compra-venta, ¡a simples objetos!

Un cambio de paradigma pasa por pensar la naturaleza y asumir una relación con ella desde otra posición. Hay que desligarse de los conceptos de “apropiación” y “recursos”, entendiendo a la naturaleza no como un ser infinito, y por lo tanto eterno, del que podemos extraer sus frutos indiscriminadamente y por siempre, sino como un sujeto vivo, como afirma Rafael Bautista. Al entenderla como sujeto comprendemos su finitud, y entenderemos que la continuidad del extractivismo es inviable e implica la autodestrucción humana ¡y planetaria! Asimismo, podremos establecer una relación de sujeto a sujeto, y por lo tanto, de respeto, donde el “reapropiarnos” ya no es una posibilidad razonable.

¿Por qué abandonar la idea de gestión “social”? Lo social privilegia lo humano por encima de cualquier otro tipo de existencia, reproduciendo así la tendencia a la sobreexplotación de la naturaleza, supuestamente destinada a beneficiar a la sociedad.

El nuevo paradigma nos invita a pensar en una gestión “comunitaria”, pues se trata de preservar la comunidad de seres vivos y no solamente al hombre. Resulta de vital importancia recuperar esta relación comunidad humana-naturaleza (Pachamama), cuyo ejemplo encontramos en nuestras comunidades indígenas, para interpelar al capitalismo decadente. Es obligación nuestra repensar y reconstruir el lenguaje, pues a partir del lenguaje se construye la política.

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Libre aborto: falsa autonomía de la mujer

No es verdad que el reconocimiento del libre aborto sea un paso más en pro de la autonomía de la mujer.

/ 8 de febrero de 2018 / 04:28

Las élites políticas, grupos aislados de la pequeña burguesía y círculos minúsculos del feminismo radical que buscaron imitar la vida europea y norteamericana, promoviendo la aprobación del libre aborto en el ahora abrogado Código del Sistema Penal, no lograron su cometido. Con una mirada reduccionista solamente se enfocaron en las consecuencias del problema y no en las causas, por ello no han comprendido que el aborto no es la solución. Su propia incomprensión, a manera de autosabotaje, ha conducido a su proyecto (inviable) al fracaso.

Ellos no pensaron por sí mismos, sino que publicitaron paquetes internacionales de medidas legislativas a cambio de cooperación económica y otro tipo de beneficios. Así, pasaron por alto la importancia de reflexionar sobre la verdadera intencionalidad que existe como trasfondo de dichas medidas, que es, sin duda, una estrategia de control de la natalidad para ajustar naciones al dominio imperial. Ya vimos en un previo artículo las implicaciones y el alcance del Informe Kissinger (1974).

Incentivando agresiones no solo contra los varones, sino también contra las mujeres que piensan diferente, los grupos “feministas” mienten a la población. Desde los eslóganes de elaboración oenegista que repiten irreflexivamente en medios de difusión y redes digitales, hasta las afirmaciones sin fundamento científico que vierten para arrebatar todo valor a la vida humana, mienten al afirmar que el reconocimiento y respaldo estatal del libre aborto es un paso más en pro de la autonomía de la mujer.

El aborto no salvará a la propia mujer de cometer feminicidio, considerando que el bebé concebido fuere del sexo femenino y que la ciencia ha demostrado que al tener un ADN propio, desde la concepción, la persona existe y ya dejó de ser parte del cuerpo de la madre. Tampoco el aborto otorgará autonomía a la mujer, sino más bien profundizará su incapacidad de ejercer autonomía sobre su cuerpo antes de concebir un bebé (esta afirmación no incluye, por supuesto, los casos de violación).

Si una mujer no es capaz de ejercer autonomía exigiendo la protección correspondiente antes de tener una relación sexual o desistiendo de este acto, el aborto no le dará la autonomía que nunca tuvo.

Una mujer verdaderamente autónoma conoce y administra bien su cuerpo, toma todas las precauciones necesarias para no someterlo a procesos violentos como el aborto. Una mujer realmente autónoma ha alcanzado un alto grado de reflexión sobre sí misma y un nivel adecuado de autoestima. Por lo tanto, sabrá bien que realizarse un aborto solamente develará su incapacidad de ejercer su autonomía y sus derechos antes de tener relaciones sexuales. También sabrá que el aborto no resuelve el tema de las enfermedades de transmisión sexual, muchas de las cuales derivan en enfermedades degenerativas, como el cáncer, y en consecuencia, la muerte.

Las nuevas poses feministas postmodernas y algunas pequeñas, pero bien financiadas, rebeliones que se atribuyen (falsamente) la representación de las mayorías, a nombre de los derechos de la mujer intentaron imponer una norma que pretendía prolongar de mejor manera el sometimiento de nuestros pueblos al sistema moderno, machista y capitalista. ¡Salud porque no lo lograron!

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