Radares para Bolivia
La puesta en marcha de los 13 radares contribuirá en la lucha contra el narcotráfico y el contrabando.
Para nadie es un secreto que una de las grandes debilidades de Bolivia en materia de seguridad es el control y protección del espacio aéreo. Lo saben bien los traficantes de drogas que, según el Ministro de Defensa, realizan hasta 200 vuelos ilegales por semana. Con la instalación del primero de 13 radares, de uso civil y militar, esta situación debería cambiar.
En efecto, con una inversión de $us 227 millones, el Estado boliviano compró a la firma francesa Thales 13 radares, cada uno con una cobertura de 400 kilómetros de radio. Los primeros seis, de uso civil, serán instalados, además del que ya funciona en El Alto, en Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Cochabamba, donde operará el centro de control principal. Además, otros siete radares serán instalados en el país para uso militar, y por razones de seguridad no se revelará su ubicación.
El Ministro de Defensa explicó que en enero se instalará el monitor para el radar que ya está emplazado en Villa Adela, El Alto, y que en febrero estará funcionando. Las personas que estarán a cargo del radar están en Francia siendo capacitadas. El resto de los radares debería estar funcionando hasta mayo de 2019.
Según ha explicado la autoridad, con la puesta en funcionamiento de los radares Bolivia dejará de ser “un hueco negro” para la aviación internacional, pues “algunos vuelos evitaban entrar a nuestro espacio aéreo porque no contábamos con radares, ahora las aerolíneas entrarán con seguridad”; lo que además implica que el país podrá comenzar a cobrar el derecho de tránsito aéreo, una obligación según las normas internacionales.
Asimismo, dijo, se garantizará la aeronavegación civil, “porque tenemos aviones pequeños sin rutas controladas”, y se podrá evitar accidentes. Es posible que muchos de esos vuelos sin rutas controladas sean los ya nombrados vuelos de tráfico de sustancias, que suelen emplear el territorio boliviano como área de paso para llegar a Brasil, Chile, Paraguay y Argentina.
Según una investigación de este diario, existe un “puente aéreo” del narcotráfico que conecta a los productores de cocaína y otras sustancias controladas en los departamentos peruanos de Apurímac, Ayacucho, Cusco y Junín, con los mercados de los países que rodean a Bolivia. Otros delitos transfronterizos, como el contrabando, también podrán ser controlados y evitados con la puesta en funcionamiento de los radares.
Es una buena noticia la instalación de los radares (incluso si esto ocurre con un retraso digno de críticas), pues significa que Bolivia está dando un salto tecnológico que todos los países de la región ya habían dado hace tiempo por obvias razones de seguridad nacional, y que sin duda redundará en beneficios para el país, ya que, finalmente, después de casi 200 años, el Estado boliviano podrá tener un verdadero control sobre todo su territorio.