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Perú, en su peor crisis política

Semanas atrás, los fujimoristas intentaron suspender al presidente Pedro Pablo Kuczynski por incapacidad moral, a raíz de algunos contratos entre la constructora brasileña Odebrecht y sus empresas. El pedido de vacancia no logró su cometido gracias al apoyo de 10 congresistas fujimoristas, quienes se abstuvieron de votar en contra, dejando dividido el partido de oposición. Cuando todos creían que las aguas se habían calmado, a pocas horas de Navidad, el presidente Kuczynski indultó a Alberto Fujimori en unas circunstancias que dejan entrever que hubo un pacto político previo. El costo de evitar la vacancia presidencial fue indultar a Fujimori para mantenerse en el poder.

Pero ¿cuál será el costo del indulto? Apenas conocida la resolución, miles de ciudadanos tomaron las calles de Lima y otras provincias del país para expresar su rechazo. Hasta la fecha han renunciado tres congresistas del oficialismo. Es entendible que quienes apoyaron a Kuczynski se sientan traicionados.

Está claro que después de esto, las fuerzas políticas serán recompuestas; ¿logrará Kuczynski el apoyo de Keiko Fujimori? Eso solo lo sabremos en los próximos días y semanas, pero el indulto ha desatado una grave crisis política que demanda cambios inmediatos.

Kuczynski dio un mensaje a la nación que no convenció a sus opositores, en especial porque no ha dado explicaciones a los familiares de las víctimas de los crímenes que se cometieron durante el mandato fujimorista, sobre las razones médicas del indulto humanitario. Las apariciones públicas del Presidente denotan un pésimo manejo de comunicación en crisis. A su vez, Alberto Fujimori publicó un video en el que pide perdón a los compatriotas que se han sentido defraudados durante su gobierno. Este mensaje abre una luz de reconciliación porque es la primera vez que hace una autocrítica sobre su gestión.

No obstante, Kuczynski ha perdido el apoyo del antifujimorismo, pues ha liberado a alguien que transfirió fondos a su asesor Vladimiro Montesinos, con los cuales se compró magistrados, periodistas, congresistas y líneas editoriales de medios de comunicación, lo cual es inaceptable.

El indulto es controversial y polariza a la sociedad peruana, pero también genera rupturas en el interior de los partidos políticos, en especial en el partido opositor liderado por Keiko Fujimori.

Perú es un país con una democracia muy frágil y con una crisis de partidos políticos aguda. Después del indulto, el gobierno de Kuczynski queda herido de muerte, pues ha perdido credibilidad. ¿Qué pasará si reaparece alguna denuncia contra el Presidente por sus nexos con Odebrecht?, ¿logrará el apoyo del fujimorismo hasta culminar su mandato?

Mientras tanto, el antifujimorismo seguirá saliendo a las calles a protestar e interpondrán los recursos legales para dejar sin efecto el indulto. Kuczynski tendrá que recomponer su gabinete, su bancada parlamentaria y, lo que resulta casi imposible, tender puentes con la oposición.
Lo que le pasa a Perú ocurre con frecuencia en otros países de la región; no hemos aprendido a elegir bien a nuestros representantes, el “mea culpa” ciudadano debe hacernos reflexionar e informarnos mejor antes de poner en el poder a quienes luego nos defraudan.