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Jorge León Trujillo

Es muy difícil escribir cuando un amigo y compañero de las luchas sociales, particularmente de las luchas indígenas y campesinas, se va de este mundo. Jorge León Trujillo no era desconocido en las ciencias sociales latinoamericanas. Lo conocí a mediados de los años 80 en su natal Quito, gracias a una invitación del Centro de Investigación de los Movimientos Sociales del Ecuador (Cedime), de la cual Trujillo fue uno de sus fundadores y directores, junto con la lingüista Ruth Moya, entre otros. En esa oportunidad participamos de un encuentro nacional de los movimientos sociales del Ecuador organizado por el Cedime. Tuvo la gentileza de alojarnos en su casa, lo cual nos permitió conocer nuestras inquietudes intelectuales y de investigación. El escudriñamiento sobre el cambio social, los movimientos sociales, el Estado y la política eran sus grandes pasiones de exploración. Le interesaba mucho Bolivia, Perú y Colombia; particularmente la reivindicación de los pueblos indígenas y campesinos de estos países. A partir de ese encuentro sostuvimos largas conversaciones, ora en La Paz, ora en Quito.

Desde muy joven Jorge apoyó la lucha de la famosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). No resulta exagerado decir que aportó decisivamente en la construcción organizativa y en la formación de varios de sus dirigentes, hoy reconocidos como líderes históricos, como Nina Pacari, Blanca Chancoso, José María Cabascango, Luis Macas, Luis de la Torre, entre otros. Su libro De campesinos a ciudadanos diferentes (1994 es un balance extraordinario sobre el levantamiento indígena ecuatoriano de la Conaie de 1990, uno de los primeros realizados en Abya Yala o América.

Recuerdo una invitación suya para participar de una evaluación crítica que hicieron los movimientos indígenas ecuatorianos, particularmente los de la amazonía, pasado el enfrentamiento armado del Ecuador contra el Perú en 2005. Entre varias de las preguntas formuladas por Jorge a representantes del pueblo shuar, me llamo la atención una: ¿qué lecciones había dejado esa guerra con sus hermanos achuar que estaban en el Perú? A pesar de los efectos psicológicos negativos que deja cualquier conflicto armado y más aún internacional, no dejaba de cuestionarse con preguntas como la mencionada.

La asunción de Evo Morales a la presidencia en 2006 fue seguida con mucho entusiasmo por Jorge, quien visitó nuestro país en varios momentos para conocer de cerca nuestra realidad; incluso le tocó hacer alguna investigación corta en nuestro país.

Fue docente investigador en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Ecuador; en las universidades de Montreal, Quebec, Columbia y en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE); así como en el Instituto de Estudios Internacionales de Montreal (IEIM). También fue columnista del periódico El Comercio de Ecuador. Aportó a la reflexión y a la crítica sobre la situación de nuestros pueblos ancestrales en las democracias del Estado nación. Un cáncer que lo aquejaba desde hace meses rompió esa amistad.

El 31 de enero, la Flacso Ecuador le rendirá un justo homenaje en reconocimiento a su legado, en el que participarán amigos y compañeros entrañables como Andrés Guerrero, Mercedes Prieto, Fernando Carrión, Nelson Jurado, Teodoro Bustamante, Simón Pachano, Hernán Ibarra, Fernando García, Karina Borja, Alicia Torres, entre otros. Yo me quedo con las palabras que Jorge me dedicó en su libro De campesinos a ciudadanos diferentes: “(…) por amistad; por gusto andino y para hacer un tinku de crítica (…)”. ¡Ma munata jilatawa jaytxawayjistu. Jupaxa jiwas chikawa suma qillqawinaka lurawayi, ukhamaraki sarnaqawayi jiwasanakampi. Jallalla jilata Jorge jikisiñkama!