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¿El ocaso de la tinta?

El Gráfico, la emblemática revista deportiva que por poco llega a la centuria, anunció el fin de su edición en papel, lo que también marca el ocaso de una era para sus lectores, quienes lamentaron la noticia a través de sus cuentas en las redes sociales. Muchos aún expresan sus condolencias por intermedio de las plataformas digitales, desde donde transcurren debates, creencias y los intereses de miles de ciudadanos.

El Gráfico, que ya en 2002 dejó de ser un semanario para convertirse en una publicación mensual, se declaró devorado por la era digital; pues, según el comunicado de Torneos (la firma responsable de la revista), “esta triste decisión se tomó en un contexto global de decreciente consumo de medios impresos”. En el comunicado anotó haber ensayado alternativas para reflotar sus finanzas.

Para muchos editores de medios impresos latinoamericanos, esta noticia fue desalentadora, ya que seguramente en este mismo momento ellos juegan con los números, las proyecciones, y esa consabida “cuestión de fe” para encarar el futuro, en un contexto invadido por nuevos hábitos de consumo de la información. Los mismos lectores de El Gráfico leyeron en su celular la triste noticia de su desaparición y no tuvieron que esperar al café del desayuno para preparar las condolencias por esta pérdida.

Durante el primer trimestre de 2017, La Razón asumió la decisión de acercar sus contenidos a los ciudadanos, hacerlos más atractivos con diseños más amigables y romper los esquemas tradicionales con los que muchos colegas se formaron. Los ejecutivos de esta editorial tendrán ya una evaluación de sus resultados y los lectores una idea de lo que se puede encontrar en la edición impresa de este medio fundado en 1990.

Sin embargo, el desarrollo de la comunicación digital tampoco ha dado tregua, y sin bien muchos ciudadanos son capaces de emitir mensajes a través de sus redes sociales, también existen otros que buscan acceder a información en medios que presenten datos creíbles. Ésta quizá es una gran oportunidad para el impreso, aunque también hará falta conectarse de mejor manera con las corrientes de opinión que circulan en las redes, entre la gente. El periodista y el editor de hoy no pueden obviar el escenario digital, pero tampoco la habilidad de recuperar los intereses y preocupaciones de la gente; eso sí, sin perder la pluralidad ni la capacidad de ayudar a interpretar procesos de lo cotidiano y que pueden llegar a ser históricos. La interacción aún es una deuda.

La oportunidad para la tinta y el papel aún está vigente en función de los contenidos y las oportunidades. ¿Cómo es nuestra sociedad? ¿Cómo son sus publicaciones? Usted tiene una respuesta.

*es periodista de La Razón.