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Algunas reflexiones impostergables

El domingo de Carnaval es, con seguridad, el día menos apropiado para elaborar reflexiones sesudas sobre los problemas que se han hecho presentes en diversas esferas de nuestra vida colectiva. Ocurre, sin embargo, que sin respeto alguno por los preparativos carnavaleros, las intensas lluvias han ocasionado inundaciones y derrumbes en varias localidades, dejando un saldo de vidas humanas perdidas y daños materiales difíciles de cuantificar hasta que no concluya la temporada de lluvias. Lo que queda claro es que muchos de los daños podrían haberse evitado si es que las autoridades municipales y los propios pobladores hubieran tomado las precauciones necesarias para prevenir tales desastres, que afectan como siempre a la población menos favorecida.

Por otra parte, resulta evidente que hasta el 21 de febrero se intensificarán las movilizaciones de los sectores afines al partido de gobierno, con miras a debilitar a las distintas fuerzas del campo opositor, como ha ocurrido, entre otros, con el paro abusivo de los transportistas sindicalizados en la ciudad de La Paz, amparado por la pasividad ostensible de la Policía.

Son muchos los que consideran que en esa fecha se medirán las reales capacidades de convocatoria de los movimientos sociales que buscan la repostulación de Evo Morales para las elecciones de 2019, por un lado; y de las diversas corrientes y organizaciones que se oponen a tal propósito mediante el llamado a un paro cívico, por otra parte.

Mientras esto ocurre en el ámbito político, hay que llamar también la atención sobre los problemas económicos que reclaman un viraje de las políticas, a fin de responder a tiempo a las nuevas circunstancias imperantes en el contexto internacional. Las semanas pasadas han puesto en evidencia la inestabilidad de los mercados financieros, expresadas en caídas importantes de las bolsas de valores, que traen como perspectiva un aumento sostenido de las tasas de interés en el futuro próximo. Se trata de malas noticias para los países suramericanos en general, que no han superado todavía las crisis económicas y políticas que arrastran desde hace un par de años, y que tienen pesadas cargas de endeudamiento externo. Un aumento del servicio de la deuda externa contraída en los últimos años aumentará ciertamente el déficit fiscal de nuestro país, y pondría a la vez en duda la conveniencia de seguir recurriendo al endeudamiento interno y externo para cubrir dicho déficit.

Un contexto internacional tan incierto en lo político y en lo económico debería dar lugar a una reconsideración de las prioridades del país en estos momentos, con miras a desplegar una serie de iniciativas de diálogo y concertación puntual de políticas y medidas de corto plazo, entre las cuales se pueden mencionar las siguientes.

En primer lugar, habría que evitar retrocesos en materia social, que devuelvan a condiciones de pobreza a la población urbana y rural beneficiaria de las transferencias monetarias condicionadas (los tres bonos principales), de las remesas de los trabajadores emigrados y de las mejoras en el acceso a los servicios básicos de educación y salud. A tal efecto se requiere una reprogramación efectiva del gasto fiscal, orientada a blindar las partidas que afectan a los sectores menos favorecidos de la población, indistintamente de los cálculos electorales que puedan abrigarse.

En segundo lugar, es imprescindible proteger el empleo, que ha sido severamente maltratado en los últimos años, particularmente en los estratos de la pequeña y mediana empresa, provocando un aumento de la informalidad y de la precariedad de las condiciones laborales. Una concertación tripartita de compromisos alejados del sectarismo político podría contribuir en esta materia. Por lo demás, que disfruten sus carnavales.