Icono del sitio La Razón

Multilingüismo

El más evidente signo de la plurinacionalidad de Bolivia está, probablemente, en la gran cantidad de lenguas diferentes que se hablan en el país, además del castellano. Sin embargo, fuera de los tres principales idiomas originarios (aymara, quechua y guaraní), es relativamente poco lo que se sabe sobre las otras 33 lenguas reconocidas en la Constitución Política.

Conscientes de esta falencia, en el Ministerio de Educación dieron inicio hace cinco años al Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Culturas (IPELC), que a su vez ejecuta sus actividades a través de 31 institutos de Lengua y Cultura, dedicados a revitalizar las lenguas en riesgo de extinción, la normalización (es decir, los consensos sobre el uso del alfabeto y la construcción de las palabras), y el desarrollo de lenguas originarias.

En vísperas del Día Internacional de la Lengua Materna, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1999, con el objetivo de promover el multilingüismo y la diversidad cultural en el mundo, el IPELC mostró días atrás los resultados de su trabajo en las tres áreas antes nombradas.

Así, en lo que respecta a la revitalización de las lenguas, se ha implementado 123 “nidos bilingües”, espacios donde abuelos y educadores enseñan el idioma nativo de forma natural. Para el efecto, el Ministerio de Educación certificó hasta ahora las competencias de 78 “abuelos” que en el territorio de 22 pueblos indígenas enseñan a casi un millar de niñas y niños.

En lo referido a la normalización, el instituto ha producido sendos diccionarios monolingües para el aymara, el quechua y el guaraní; más un Diccionario Pedagógico Aymara, que recoge los desarrollos lingüísticos de ese idioma y servirá a las y los maestros de la lengua. Desafortunadamente todavía no hay financiamiento para asegurar su publicación.

Finalmente, la tarea de desarrollar la lengua, consecuencia de su normalización, permitirá desarrollar la capacidad de producir literatura con el idioma, así como filosofar y producir terminología científica. Este esfuerzo se verá complementado con la instalación de bibliotecas físicas y digitales, pero sobre todo con la investigación que cada uno de los 31 institutos de la Lengua y la Cultura pueda desarrollar.

El Director del IPELC reconoce que, a la luz de los muchos objetivos y desafíos planteados, el avance “es bastante poco”. Empero, también es posible ver que hay un plan estratégico, base para que, sin importar la velocidad del avance, haya certeza de que se puede llegar a buen puerto, pues si bien el tema parece poco urgente a la luz de la agenda política, es central para la construcción de identidades culturales y étnicas en el marco de una idea de Estado unitario pero profundamente diverso, como el que diseñó el poder constituyente hace poco más de una década.