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Más mercado y menos Estado: cerricidio urbano

La Paz maravillosa, ciudad de cerros mágicos, está siendo atacada por el llamado cerricidio, donde cerros emblemáticos, están siendo aplanados con el fin de implementar un suelo urbano para grupos de población de ingresos medios y altos, promovidos por empresas particulares, cuyo fin es el lucro. De esta manera, cada año que pasa se ven nuevas urbanizaciones en lugares menos inesperados e imaginables. Obviamente, este ataque contra la naturaleza no está en los planes de ordenamiento urbano, porque prevalecen intereses económicos que subordinan cualquier esfuerzo de regulación y control.

Esto no es casual. Esta dinámica interna en las ciudades reproduce un esquema de desarrollo desigual, cuyo efecto es la exclusión social y la segregación. El ataque y/o invasión de los entornos urbanos donde se encuentran los cerros se da a costa de la exacción hacia los indígenas, propietarios ancestrales de sus lotes. Se trata de una ocupación del territorio impulsada por el logro de un plusvalor, que excluye y segrega a los pobladores originarios de manera física, social y económicamente.

Se trata de cambios globales que repercuten en nuestro país. La no presencia del Estado y una débil administración gubernamental dan lugar al libre comercio salvaje y, en este caso, a la desregulación de los mercados de tierras. Es decir que, en general, los gobiernos subnacionales han cedido a los mercados, caracterizados por la libre oferta y la demanda, la planificación de la urbanización en las ciudades.

Se trata, pues, de la producción de ciudades neoliberales impulsadas por esta dinámica del capital. Porque es depredando cerros y espacios contiguos cómo se instala la infraestructura y el equipamiento urbano, orientados a los grupos sociales de clase media y alta. De esta manera, las empresas privadas sustituyen a la planificación nacional y local. En síntesis, más mercado capitalista y lucrativo y menos Estado.

En suma, lamentablemente estamos perdiendo cerros emblemáticos como la Muela del Diablo, al terminar el cañón del valle de las ánimas. Pero también de otros no tan conocidos por la población, como la meseta ubicada encima del club The Strongest, en el barrio de Achumani, una reserva forestal a la cual se podía acceder mediante senderos construidos artesanalmente. Sin embargo, en los últimos meses esa reserva forestal está siendo destruida con la construcción de un camino para acceder a la urbanización privada Terrazas de la Zona Sur.

Resulta fundamental que el Gobierno Municipal y la Gobernación de La Paz adopten acciones para proteger estos territorios y convertirlos en parques naturales, que permitan a los paceños mantener su historia y, al mismo tiempo, poder hacer deportes al aire libre, con caminos o senderos que puedan recorrerse a pie o en bicicleta. Asimismo, esto permitiría promover el turismo. Aún estamos a tiempo para preservar la belleza y la salud de la ciudad de La Paz y de sus pobladores, si la población y quienes toman decisiones son sensibles a este ataque territorial urbano.