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Fidelidad más allá de la muerte

Cualquiera que tenga un perro como mascota puede dar fe de su fidelidad y nobleza, atributos que los convierten en inmejorables compañeros y excelentes cuidadores. Prueba de ello son los innumerables testimonios de amistad y cariño entre canes y humanos. Uno de estos casos se conoció recientemente, tras el fallecimiento, el lunes, de Capitán, un perro que decidió hacer del cementerio municipal de Córdoba (Argentina) su hogar, para poder estar cerca de la tumba de su amo, Miguel Guzmán.

Según se consigna en el diario Clarín de Argentina, Guzmán murió el 24 marzo de 2006 después de varios días de convalecencia en el hospital de Carlos Paz, lejos de su hogar. Poco antes de su fallecimiento, los familiares le perdieron el rastro a Capitán, quien al parecer estuvo vagando durante un año hasta hallar la tumba donde hoy se encuentran los restos mortales de Guzmán. Desde entonces vagaba por las calles, pero cada día regresaba a las 18.00 para “acompañar” y dormir algunas veces junto a su amo. Este ritual habría durado 11 años, hasta que el último aliento de Capitán se extinguió el lunes, mientras descansaba en el baño del cementerio.

Relatos como éste nos recuerdan la importancia de sancionar y evitar el abandono de perros en las ciudades del país, práctica que condena a miles de canes a vivir en las calles pasando hambre, frío y enfermedades, siempre en busca de sus amos; pues en su mente no cabe la posibilidad de que sus “familiares” hayan decidido dejarlos a su suerte.