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Crisis en el correo

Luego de muchos años de reportar pérdidas gestión tras gestión, el jueves se consumó la intervención de la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol), centenaria institución nacional, dejando a miles de usuarios del servicio postal en la incertidumbre y casi a 400 trabajadores en la calle. Las autoridades han anunciado que en pocos días se repondrá el servicio.

En efecto, la situación de la empresa era tal que el último balance oficial data de 2013, cuando se registraba una deuda acumulada de Bs 229,1 millones, contando entre sus muchos acreedores al Servicio de Impuestos Nacionales, jubilados y otros beneficiarios pasivos, operadores postales de otros países, líneas aéreas y AFP. Al momento de procederse al cierre de Ecobol, la Gerencia Financiera anunció que no había concluido la revisión de los balances financieros de los últimos años.

Ya en 2014, el Ministro de Obras Públicas anunció que la situación de la empresa de correos era “crítica”, porque no era capaz de generar sus propios ingresos. Ese año, la Ley 751 autorizó el traspaso a título oneroso de bienes inmuebles de Ecobol en favor del Ministerio de Economía, a fin de pagar parte de la deuda. En 2015 se intervino la empresa y el responsable de la operación informó que se había detectado un daño económico de Bs 100 millones. En 2016 se informó de un déficit de Bs 12 millones.

Al momento de explicar a los medios de comunicación la medida adoptada, el Ministro de Obras Públicas prometió que los 392 trabajadores despedidos recibirán su respectiva indemnización, y anunció la creación de la Agencia Boliviana de Correos (ABC, sigla idéntica a la de la Administradora Boliviana de Carreteras, lo cual tal vez sea problemático). A su vez, el Viceministro de Telecomunicaciones confirmó la existencia de un fondo de Bs 50 millones para afrontar el pago de los beneficios sociales y prometió que en cuestión de días se reanudará el servicio de despacho y entrega de correspondencia y encomiendas.

Para nadie debe ser desconocido que la emergencia de las nuevas tecnologías de comunicación e información asestó desde hace al menos dos décadas un golpe mortal a los servicios postales en todo el mundo. En muchos países, las empresas de correo se reinventaron de la mano del comercio electrónico, que de todos modos necesita servicios de transporte para entregar los bienes que se compran y venden por internet. A Ecobol se le ha reclamado no haber seguido ese camino, pero hay que considerar que este modo de comercio todavía es incipiente en el país.

Probablemente ningún país miembro de la Unión Postal Universal (a la que Bolivia pertenece desde fines del siglo XIX) puede darse el lujo de suspender el servicio postal. Por ello, el trabajo de quienes se hagan cargo de la ABC será particularmente arduo, pues deben hacerla funcionar a pesar de las adversas circunstancias.