Gargantas anudadas por el mar
Al hablar sobre el “banderazo” y observar cómo se acrisola la esperanza de cientos de miles de bolivianos que extendieron la bandera del mar, el presidente del Senado, José Alberto (Gringo) Gonzales, no pudo evitar que nos diéramos cuenta lo anudada que estaba su garganta. Casi llora el Gringo, al igual que el presidente Evo, quien bautizó al evento como el “banderazo”, del mismo modo que bautizó como “tractorazo” y “bicicletazo” a la creativa campaña electoral de 2005, cuando empezó a tomar las calles de todas las ciudades del país para llegar a la presidencia.
Evo y el Gringo condensaron el dolor, el sufrimiento y, sobre todo, el pecho quebrado de millones de bolivianos que vivimos con el sombrío e ingrato recuerdo de la artera invasión de 1879. Pero la historia es acción y reacción. Las élites chilenas activaron en 1879 esa repudiable y cobarde acción y por fin los bolivianos, 139 años después, tenemos la posibilidad de activar una reacción pacífica, diplomática y amigable para volver a la zona con la cual nacimos a la vida republicana.
La historia es un campo de fuerzas y para la Bolivia de hoy por fin se están encendiendo las luces para generar iniciativas que anoten con seriedad el tema del mar en la agenda internacional. Primero la valiente y acertada iniciativa de recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Segundo, organizar acciones simbólico-políticas como el “banderazo” que acompañen en el nivel mediático esa movilización.
¿Y ahora qué? El Gobierno seguirá haciendo lo que lo corresponde en la CIJ, ¿y qué haremos como población? ¿Solo esperar que nos vaya bien en La Haya?, o más bien reforzar el “banderazo” con otras acciones de alta eficiencia comunicacional. Por ejemplo, hacer sentir en las calles y plazas nuestra voz. Gritar al unísono a una sola hora, una vez al mes, “Mar para Bolivia”, y acto seguido y través de videos, carteles, teatro y performances enviar amistosos mensajes al pueblo chileno (que está de nuestro lado), que luego se puedan difundir a través de las redes sociales a escala planetaria.
¿Por qué reclamar la participación de la sociedad civil, de la población, del pueblo boliviano? Porque en última instancia son los pueblos los que definen el curso de los acontecimientos en cada país y a nivel global. Mucho más si sabemos que los gobiernos tienen que actuar en consonancia con lo que mandan los pueblos. Los problemas políticos y de carácter histórico se resuelven en este siglo XXI en el terreno mediático y simbólico; es decir, a través de las voces que se hacen conocer a nivel nacional como internacional. Existen propuestas que deben ser asumidas tras el “banderazo”, una de ellas aparece en https://youtube/6YXFaL6B1HY.