Icono del sitio La Razón

Agujeros negros y países en desarrollo

Stephen Hawking nació el 9 de enero de 1942, exactamente 300 años después de la muerte del famoso astrónomo italiano Galileo Galilei. Quizás esto fue un presagio para el futuro de Hawking como experto mundialmente famoso en la ciencia del universo.

Sus padres decidieron viajar a Oxford para el alumbramiento, porque su hogar en el norte de Londres era considerado un lugar muy peligroso cuando la Segunda Guerra Mundial atravesaba su momento más álgido. Ambos eran personas inteligentes, formadas en la Universidad de Oxford, por lo que no sorprendió que Stephen manifestara una gran destreza hacia las matemáticas y las ciencias en la escuela, donde sus compañeros se burlaban de él con el apodo de Einstein.

Continuó su camino de excelencia en la universidad y buscó el doctorado en Cambridge. Fue entonces cuando los médicos descubrieron que sufría de una enfermedad motora neuronal, condición que eventualmente provoca que los músculos dejen de funcionar. Le dijeron que viviría solo unos pocos años más, pero él comenzó a estudiar más duro que nunca con el propósito de obtener su doctorado antes de morir. Vivió 55 años más, se casó dos veces y tuvo tres hijos.
Hawking logró avances en las matemáticas increíblemente complicadas que se necesitan para comprender el funcionamiento del universo, y condujo a una comprensión mucho más grande sobre cómo encajan los diferentes elementos. Solo por esto, quienes entienden de estas cosas lo consideran un gran científico.
Se hizo conocido como experto en agujeros negros. Los científicos habían pensado durante mucho tiempo que nada podría escapar a su enorme gravedad, pero Hawking demostró de manera teorética que podían emitir radiación debido a fenómenos cuánticos, y evaporarse emitiendo partículas elementales. Éste fue un descubrimiento trascendental en el campo de la astrofísica y para nuestra comprensión del universo. Sus conceptos de espacio-tiempo que explican al universo como un sistema abierto y sin límites constituyen otro de sus aportes de gran relevancia.
El problema es que esa ciencia es muy difícil de comprender para el común de la gente. Muchos científicos de vanguardia dejan a otros la tarea de explicar su trabajo a quienes no son especialistas. Esto es una pena, porque se requiere de una apreciación particularmente clara de cualquier concepto para explicarlo de manera simple, y más aún si se trata de un concepto complejo. Stephen Hawking fue uno de los pocos científicos de primer nivel (otro físico fue Richard Feynman) en escribir una serie de libros sobre su campo dirigidos a la gente común, incluyendo uno para niños. La más famosa de estas publicaciones, Breve historia del tiempo, vendió más de 10 millones de copias y fue traducida a más de 30 idiomas.
Hawking se benefició de un ambiente que promovía la investigación científica de clase mundial. El sistema universitario británico se enfocaba, como lo hace ahora, en una sola disciplina directamente desde el inicio. Esto permite que expertos en el área tengan a su cargo la enseñanza desde las primeras semanas de familiarización hasta la exposición final de la tesis, al cabo de tres o cuatro años. De ahí en adelante es posible proseguir con estudios doctorales, a veces inclusive sin el costo de un grado de maestría.
Este enfoque ha contribuido a que el Reino Unido logre más de 105 premios Nobel (sin incluir los de Literatura y de la Paz), y también a que 16 universidades británicas se ubiquen entre los 100 primeros puestos del Ranking QS, usado por gobiernos de todo el mundo para identificar las mejores instituciones de educación superior y de investigación. Hawking nunca ganó el Premio Nobel debido a que, a pesar de ser aceptada con amplio consenso dentro de la comunidad científica, su teoría no tiene la confirmación empírica, que es un requisito para ese galardón.

La experticia humana que resulta de la experiencia universitaria británica conduce a un interesante récord en investigación: Aunque representa únicamente el 0,9% de la población mundial, el Reino Unido tiene un 2,7% de gasto en investigación y desarrollo, 4,1% de investigadores y el 15,2% de los artículos científicos más citados en el mundo.
Por cada dólar que gasta en investigación, el Reino Unido logra más artículos académicos revisados por pares que cualquier otro país en las publicaciones científicas más prestigiosas del mundo. También tenemos un secreto: las universidades británicas atraen una cantidad desproporcionada de investigadores de otros países, que trabajan mano a mano con los expertos locales. En realidad, esto no debería sorprender porque está demostrado que los artículos cuyos autores son de varios países tienen más posibilidades de llegar a las mejores publicaciones científicas del mundo.
Entonces, ¿por qué a los investigadores les gusta el Reino Unido? La inversión ayuda. El Gobierno británico se ha comprometido a invertir 2,4% del PIB en investigación y desarrollo para 2027, lo cual transformará los niveles de productividad y ayudará a investigadores para que estén a la vanguardia de las ideas dirigidas a encarar los desafíos que enfrenta el mundo.
La variedad de oportunidades para estudiar también es importante. Casi no existe una disciplina que no sea la fortaleza de al menos una institución británica; y esto es cada vez más importante para la investigación multidisciplinaria, que tiene más opciones de producir impactos reales en tiempos más cortos. Como ejemplo ilustrativo de que la educación superior en el Reino Unido tiene un alto grado de especialización, yo conozco a una persona que hizo su investigación doctoral en una universidad británica acerca de un grupo indígena de Bolivia, y aprendió el idioma nativo de ese grupo en la misma universidad.
Pero el Reino Unido no solamente invierte en ciencia para impulsar su economía, sino que también lo hace, y fuertemente, para ayudar a resolver problemas en el mundo. Por caso, hemos lanzado el Fondo de Investigación Desafíos Globales, con 2.100 millones de dólares para cinco años, dirigido a enfocar la investigación en los desafíos que enfrentan los países en desarrollo.
Asimismo, nuestra Iniciativa Darwin ayuda a los países ricos en biodiversidad, pero escasos en recursos financieros a cumplir mediante la investigación sus compromisos con las diferentes convenciones sobre diversidad. Desde el 2002,  esta iniciativa ha llevado adelante en Bolivia más 20 proyectos de estudio y protección de la biodiversidad, que abarcan la región andina, el Chaco y la Amazonía.
El Wellcome Trust también administra programas millonarios para los desafíos de salud en los países en desarrollo, incluyendo a Bolivia. La investigación debe ser de excelente calidad mundial, y aunque no hay requisito de nacionalidad para los investigadores, se debe demostrar el impacto.
El trabajo de Stephen Hawking se enfocó en temas muy profundos: los misterios del universo en lugar de los problemas que enfrentan los países. Pero sus raíces estuvieron en la misma base de investigación británica que ahora está abierta para enfrentar los desafíos del desarrollo. Las convocatorias a propuestas de investigación se abren durante todo el año, y para más información se puede visitar facebook.com/UKinBolivia.