Auto de buen gobierno
Hasta donde se sabe, son las gobernaciones en unos casos y los gobiernos municipales en otros los que emiten normas instruyendo esta medida, que bien mirada poco o nada tiene que ver con la más importante celebración cristiana.
Aunque las noticias de personas, adultos y menores de edad, que asisten a los ritos asociados a la celebración de Semana Santa en estado de ebriedad suelen menudear en estas fechas, es difícil entender el origen, reciente en todo caso, de la prohibición de expendio de bebidas alcohólicas en La Paz y gran parte de las capitales del país entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección.
Hasta donde se sabe, son las gobernaciones en unos casos y los gobiernos municipales en otros los que emiten normas instruyendo esta medida, que bien mirada poco o nada tiene que ver con la más importante celebración cristiana. Es posible inferir que tal prohibición tiene que ver con la intención de evitar los excesos que pudieran producirse por la combinación de mucho tiempo libre debido al feriado con el consumo desmedido de bebidas alcohólicas, mas es evidente que son otras las fiestas que combinan prácticas paganas con ritos católicos el escenario favorito para este tipo de libaciones excesivas.
En los hechos resulta claro que no hay razones valederas para prohibir el comercio de bebidas alcohólicas durante la Semana Santa, no solo porque el Estado Plurinacional de Bolivia se declara ajeno a cualquier denominación religiosa en su Constitución Política, sino sobre todo porque tal prohibición atenta contra los derechos de ciudadanos y comerciantes. Ciertamente es bueno evitar los excesos, pero no es a través de medidas coercitivas que se logra poner límite a los vicios de algunas personas.