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Armas químicas vs. convencionales

Un nuevo ataque realizado presuntamente con armas químicas contra la población civil siria ha puesto al mundo en vilo, junto al repudio general por la utilización de este tipo de armamento, sobre todo luego de que se difundiesen imágenes de los supuestos 60 muertos y más de 500 heridos por este ataque, entre ellos decenas de niños, quienes padecieron vómitos, asfixia, espasmos e irritación en la piel y los ojos.

No sorprende que este crimen de lesa humanidad haya sido rechazado por propios y extraños, así como la imperiosa demanda de que se identifique y procese cuanto antes a los responsables de este ataque que tuvo lugar la noche del sábado en la ciudad siria de Duma, en manos rebeldes. Tampoco ha sorprendido la reacción visceral de Donald Trump, quien a las pocas horas apuntó como responsable del ataque “al animal de Bashar Al Assad”, con el apoyo de “Rusia e Irán”, a tiempo de anunciar que habrá represalias, pulverizando de esta manera cualquier atisbo de sorpresa militar.

Sin embargo, lo que sí llama la atención es la mirada indiferente de la opinión pública frente a los ataques con armas convencionales en comparación con el uso de bombas químicas, como si se tratase de hechos moralmente aceptables, los primeros, y repudiables tan solo los segundos. De hecho, en lo que va del conflicto sirio ya han muerto más de 450.000 personas por intermedio de estas armas convencionales; y a pesar de ello son cada vez menos las voces que se escandalizan frente a este tipo de ataques.