Mar para los pueblos
Los pueblos deben hablar, porque nos necesitamos mutuamente.
Escribo desde Chile, desde este territorio largamente extendido que serpenteando a la orilla del litoral Pacífico transcurre su vida y su historia soñando con días de felicidad y tranquilidad, con un Vivir bien, como decimos en Bolivia.
Escribo en medio de mucha gente cálida que nos habla de sus luchas por la vivienda, por la educación gratuita, contra las abusivas AFP.
Hermanas y hermanos convocados masivamente a conversatorios de Feminismo Comunitario que nos traen las fotos de lo que llaman sus presos y presas políticos. Entre esas fotos figuran sus hijas e hijos que tienen 19 y 20 años, unas wawas que están en prisión, unas, y otras con arresto domiciliario, esperando juicios de muy dudosa Justicia.
Gente chilena linda, dispuesta a abrazarme, acogerme y escuchar esta voz que llega desde el proceso de cambios en Bolivia, esta voz aymara que trae pensamientos, ideas y propuestas desde el Feminismo Comunitario, creación nuestra desde el corazón, desde la práctica política y cotidiana, desde los sueños sembrados y cultivados allá en las laderas de las montañas de La Paz.
Ciertamente, el hermano presidente Evo Morales, como ningún otro presidente, y el gobierno del MAS, como ningún otro gobierno, habló con dignidad de Gobierno a Gobierno. Eso es histórico, y al decir histórico quiero decir que tenemos que poner en la memoria de nuestro pueblo boliviano esa dignidad y sabiduría para buscar soluciones. Si bien tenemos el dolor de que se nos arrebatara la salida al mar en una guerra desigual, propiciada por intereses depredadores; también tenemos la energía de levantar el derecho nuestro y reclamar. Eso es histórico, volver a pararse, volver a luchar con instrumentos internacionales.
Y en esa búsqueda de soluciones para bien de nuestro país hemos logrado recuperar la fuerza de nuestro pueblo y denunciar a los grupos que en este país hermano se niegan a reconocer sus errores y abusos. Se niegan a entender que los pueblos deben hablar, porque nos necesitamos mutuamente, pues todas y todos y todo lo que habita el planeta somos hermanas y hermanos.
No quiero romantizar mis opiniones; hay de todo en todo lado, pero quiero dejar claro y visibilizar que esta propuesta boliviana de hermanarnos con el pueblo chileno es acogida por las mujeres y hombres luchadores sociales de las poblaciones, gente del pueblo, que en el correlato en Bolivia serían hombres y mujeres de las villas y laderas de La Paz.
Desde nosotras, mujeres organizadas en el proceso de cambios revolucionarios en Bolivia, nuestra propuesta es generar un espacio de reflexión de los dos pueblos. Esta propuesta dice mar para los pueblos, mar para el pueblo chileno, para las y los pescadores que no pueden pescar libremente, pues el mar fue alquilado a familias burguesas de Chile y solo ellas se aprovechan del mar. En Bolivia, por otro lado, debemos asegurarnos que esa salida soberana al mar sea para el pueblo y no solo para los empresarios y capitalistas, y mucho menos para la administración privada de transnacionales.