Día de la Madre Tierra
En pocos días se celebrará el Día Internacional de la Madre Tierra, el 22 de abril. Esta fecha es aprovechada para recordar que el planeta y sus ecosistemas nos dan la vida y el sustento; pero también para recapacitar y concientizar a la población sobre la importancia de cuidar y reconocer a la Tierra como nuestro hogar, tal y como lo han expresado distintas culturas a lo largo de la historia, demostrando la interdependencia entre sus ecosistemas y los seres vivos que la habitamos.
El Día Internacional de la Madre Tierra se celebra desde 1970. Aquel año, aproximadamente 20 millones de personas salieron a las calles en Estados Unidos para manifestarse por un ambiente saludable y sustentable y exigir la creación de una agencia medioambiental estadounidense, en la que ha sido considerada como la primera gran manifestación ecologista del planeta. Dos años después, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano celebrada en Estocolmo en 1972 sentó las bases de la toma de conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos, otros seres vivos y nuestro planeta.
Han pasado casi 50 años desde entonces, y las amenazas contra la Madre Tierra, lejos de disminuir, se han incrementado y se han profundizado; por ejemplo, el cambio climático, la disminución de la biodiversidad, la contaminación, la deforestación y degradación forestal, las tendencias actuales de consumo y los dirigentes políticos que no apuestan por el medio ambiente.
En Bolivia, la Ley 300 Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien establece que la Madre Tierra alimenta y es el hogar que contiene, sostiene y reproduce a todos los seres vivos, los ecosistemas, la biodiversidad, las sociedades orgánicas y los individuos. Si bien en los últimos años en el país se han registrado avances en el plano ideológico respecto a la protección del medio ambiente, con la promulgación de normas y leyes como la mencionada, en los hechos estos avances quedan tan solo en papeles, sin que se desplieguen esfuerzos reales para reducir las presiones y amenazas que se ciernen sobre la naturaleza.
La Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar. Para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras es necesario que promovamos su desarrollo en armonía con la naturaleza y el planeta. A la fecha contamos con más de 22 millones de hectáreas en áreas protegidas y 15 millones de ha de sitios Ramsar. La conservación de este potencial natural que la Madre Tierra nos otorga es un desafío que no solo depende de las autoridades y de políticas estatales, sino también de nuestro accionar.