Boy Scouts, en la mira
La violencia sexual contra los niños deja traumas que comprometen su desarrollo mental y su salud física.
Por lo general, los abusos sexuales contra niñas y niños son cometidos por familiares cercanos, y desafortunadamente, por la frecuencia con la que ocurren, han dejado de ser “noticia” en el país. Sin embargo, la posibilidad de que estos aberrantes hechos también hayan sido cometidos por miembros de instituciones dedicadas a formar niños y adolescentes como los Boy Scouts ha conmocionado a la opinión pública.
En efecto, en los últimos días han salido a la luz al menos 12 denuncias sobre presuntas agresiones sexuales (desde toques impúdicos, masturbaciones y hasta violaciones) cometidas contra niños y adolescentes por un guía y dos dirigentes de los Boy Scout en la ciudad de La Paz, registradas entre 2003 y 2014.
La mayoría de las denuncias apuntan hacia Henry A.V., exguía de los niños exploradores hasta 2014, año en el que fue expulsado luego de que fuese sorprendido besando y realizando toques impúdicos a un niño de 10 años. Empero, no habría sido la primera vez que cometía este tipo de abusos. De hecho, varios varones que alguna vez fueron niños exploradores han asegurado que Henry A.V. aprovechaba los campamentos y reuniones para obligarlos a desnudarse, masturbarse y ver videos pornográficos. Asimismo, existen testigos que aseguran que en los campamentos este individuo acostumbraba a quedarse solo con uno o dos niños en la misma carpa, por lo que no se descarta que haya cometido violaciones.
En aquel entonces estos niños tenían entre 10 y 13 años y habrían sido manipulados por Henry A.V. para evitar que lo pongan en evidencia. Pero ya de adultos denunciaron estos hechos al director distrital de los Scouts en La Paz, Herbert G.V.; quien sin embargo desestimó las acusaciones al parecer no tanto por la falta de pruebas, sino por compartir la misma “ética” que el acusado. De hecho, en los últimos días también han salido a la luz denuncias en su contra sobre presuntos abusos cometidos contra adolescentes de los Scouts a quienes “enamoraba”, e incluso habría obligado a abortar a una joven de 18 años con la que salía desde que ella tenía 16 años y él, 38.
Mientras se ventilaban estos dos casos se sumó una tercera denuncia contra otro dirigente de los Scouts, Gunter M.V., acusado por al menos tres varones de haberles invitado a beber cuando aún eran adolescentes con la intención de agredirlos sexualmente; y en una ocasión incluso habría dopado a una de sus víctimas logrando así su cometido.
Tomando en cuenta que la violencia sexual contra los niños y adolescentes deja traumas que muchas veces comprometen su desarrollo mental y su salud física; así como también la ética intachable que debe primar en organizaciones a las que se les confía la formación de las niñas, niños y adolescentes, es de esperar que estas presuntas agresiones no queden en la impunidad, así como tampoco el presunto encubrimiento de estos execrables delitos, con el fin último de impedir que nunca más se repitan.