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Derecho a explotar

Ciertamente, el capitalismo como sistema y el capital como acumulación privada de riqueza individual o colectiva no surgen de la mano de “hombres trabajadores”, surge de la arbitraria valoración del trabajo humano. Valoración impuesta violentamente, basándose en la falta de conocimiento e información de los pueblos. Esta elitización del conocimiento tuvo como resultado la mitificación de la iniciativa, la creatividad y de la inventiva humanas. Por mitificación entiendo aquella actitud de admiración desmedida de parte del pueblo, que por ejemplo frente a un invento ve el objeto y a su creador, y en vez de preguntarse cómo lo hizo, mitifica al inventor. Es decir, le atribuye características no humanas, sino, más o menos divinas, cuando en realidad crear e inventar es un trabajo humano.

En esta arbitraria y desigual valoración del trabajo humano tuvieron mucho que ver las religiones; percepción que luego fue legitimada por leyes impuestas a partir de la Revolución francesa, con la creación del sistema capitalista de valoración del trabajo humano.

Los capitalistas y empresarios son herederos de esta “viveza” y prepotencia del robo legalizado del trabajo humano, y de una arbitraria valoración del trabajo y el tiempo de la mayoría de los hombres y mujeres. Éste es el meollo del sistema de opresión capitalista. En una etapa de la historia los empresarios capitalistas defendían los Estados-nación. Hoy, el neoliberalismo plantea que deben caer las fronteras de los Estados-nación para que den paso a las mercaderías de las grandes transnacionales, acabando con los empresarios y capitalistas nacionales.

En el gobierno del hermano Evo Morales se protegió a los empresarios y banqueros capitalistas nacionales. Nunca tuvieron tantos ingresos, pero a pesar de sus grandes ganancias, no han cambiado su desprecio por el pueblo; tampoco dejaron de complotar. Hoy cuando se habla de empresas sociales se rasgan los ternos. Hay que ver su lenguaje, dicen que están en emergencia, y eso me lleva a reflexionar. Unos hombres y mujeres comunes y corrientes se creen especiales porque las y los trabajadores les hacemos creer que son especiales, a tal punto que les regalamos nuestro esfuerzo, o permitimos que nos roben legalmente nuestro trabajo diario a través del sistema capitalista. Es mínimo lo que el Gobierno hizo, y la COB se puso las pilas al ir más allá de lucha por el aumento salarial, profundizando en las raíces mismas del por qué nuestro trabajo proletario vale tan poco dentro del capitalismo, mientras los empresarios capitalistas amontonan dinero.

Quiero finalizar con una pregunta a los llamados pequeños y medianos empresarios, que son pueblo con aspiraciones de burgueses. Hermanos y hermanas, ¿por qué mejor no ponen su creatividad en las empresas sociales y vemos cómo valorar mejor nuestro trabajo, creatividad e iniciativa entre todas y todos? ¡Viva el 1 de Mayo! ¡Hasta la comunidad siempre!