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Abejas en peligro

El pasado viernes, la Unión Europea decidió vetar de manera definitiva el empleo de tres pesticidas que se fabrican con sustancias derivadas de la nicotina (tiametoxam, imidacloprid y clotianidina), los más comunes de su tipo. Esta decisión llega luego de una prueba piloto de dos años y la publicación de varios estudios que aseguran que su uso está relacionado con mortalidad de las abejas.

En efecto, el origen de este fallo deviene de un informe presentado en 2012 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que relacionaba el uso de los mencionados insecticidas con la elevada mortalidad registrada entre las abejas durante los últimos años, sobre todo en los países industrializados.

De hecho, los biólogos estiman que las colonias de estos insectos han disminuido en un 40% en Estados Unidos y hasta en un 50% en algunos países europeos; e incluso aseguran que varias especies ya se han extinguido en Europa, y que la población de varias otras no supera el 4% de sus colonias originales.  

A raíz de estas cifras y de los diversos estudios que las relacionaban con el uso de los pesticidas derivados de la nicotina, la Unión Europea decidió restringir su utilización durante dos años en los cultivos de maíz, colza, girasol y algodón, que son los que más atraen a las abejas. Sin embargo, en febrero de 2018 la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria presentó una nueva investigación alertando que estos productos amenazan no solo la supervivencia de las abejas de miel, provocándoles la muerte de manera directa o por la pérdida de memoria que les impide volver a la colmena, sino también del resto de los polinizadores silvestres. Además, según las conclusiones la contaminación se transmitiría no solo a través del aire, sino también por el suelo y el agua, afectando a flores silvestres y cultivos posteriores.

Estos nuevos datos fueron esenciales para la determinación que suscita este comentario. Pues, como bien se sabe, la desaparición de las abejas y del resto de los insectos polinizadores constituiría una tragedia alimentaria de consecuencias imprevisibles para la humanidad y el medioambiente.

Y es que sin abejas no habría polinización, y sin polinización, no habría alimentos. Por ejemplo, de las 100 especies vegetales que proveen el 90% del alimento del mundo, más de 70 son polinizadas por abejas, de acuerdo con estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

En cuanto a Bolivia, las autoridades deberían evaluar si estos pesticidas están siendo empleados en el territorio nacional. Y de ser así, se debería restringir su empleo, como en Europa, máxime tomando en cuenta que está en juego no solo la supervivencia de los insectos polinizadores, sino también la salud del planeta y la seguridad alimentaria de las personas.