Icono del sitio La Razón

Detalles que deben interesar

Hoy los ciudadanos tratan de replantear sus demandas no solo en lo referido al ordenamiento urbano, sino también en el perfeccionamiento de la infraestructura física que habitan; y por eso han decidido intervenir activamente en su creación, gestión y apropiación. Todo con la idea de buscar mejores condiciones de vida y porque, al final de cuentas, son ellos los que mejor saben qué requieren y cuáles son las prioridades, como es el caso de las calles por donde se desplazan; y mucho más en ciudades como la nuestra donde no todas las arterias son aptas para transitar diariamente y a toda hora.

De ahí que si bien esta ciudad tiene una vida intensa y permite el goce de miradas a ese laberinto de imágenes que proyecta, requiere un mantenimiento de sus vías de tránsito peatonal, o por lo menos contar con ciertas exigencias mínimas como pasamanos en las calles empinadas donde las losetas se encuentran tan pulidas por el uso que cualquiera puede resbalar y caer.

Los griegos creían que las ciudades, preparadas para un vivir digno de su población, eran la máxima expresión de la civilización. En cambio, el panorama actual es muy diferente, ya que las urbes hoy en día no dotan al habitante de las condiciones necesarias para su vivir, entre ellas, su seguridad. Un ejemplo de ello son algunas calles de La Paz en las que la sobreposición de capas asfálticas ha formado desniveles que, con las lluvias, se convirtieron en peligrosas grietas o huecos que se agravan con el peso de los grandes buses. Es el caso por ejemplo de la calle Clavijo, cuyo asfalto se encuentra totalmente cuarteado y constituye un factor de riesgo para el peatón.

Otro factor a considerar es el excesivo comercio callejero, que no solo se ha incrementado en el centro de la ciudad, sino que también se ha extendido a la zona Sur. Esto sin contar a la parte alta de La Paz (oeste), donde pareciera no haber calles para el tránsito vehicular, solo mercados.

A lo anterior cabe añadir la falta de orden del tránsito peatonal, para cuya organización se importaron los semáforos con alerta, pensados para advertir a las personas de que ya pueden pasar o deben esperar para cruzar la calle. Esta medida de orden urbano resultó de gran ayuda a muchas ciudades en el mundo. Sin embargo, lamentablemente después de solo tres o cuatro años dichos aparatos no funcionan, o peor aún, no son tomados en cuenta por la población, que en algunos casos incluso se sintió incómoda con el sonido de la alerta y, por lo mismo, alentó su silenciamiento. Esto último es algo paradójico, ya que La Paz está entre las urbes más ruidosas del mundo. Aquello, empero, debiera llevar a pensar en una urgente formación en educación vial, sea a través de los medios de comunicación, redes sociales, actividades presenciales u otras, que aseguren la efectividad de la reflexión sobre su uso.

Otro tema sobre el que ya comentamos es la tala de árboles. Preocupa que en los otrora hermosos jardines de la Avenida del Poeta actualmente haya un buen número de troncos. No obstante, albergamos la esperanza de que volverán a crecer. Si no fuera así, creemos que debieran ser trabajados por escultores que le den formas que engalanen ese sector, el cual hoy parece tan mecanizado.

También es necesario mencionar la destrucción de algunas canchas de fútbol del Parque Urbano Central, que se encuentran sin ningún tipo de mantenimiento, pese a que es sabido que lo que más hace falta en La Paz son lugares de esparcimiento para la población. Hay distintas formas de hacer ciudad y lo fundamental es apropiarse de ella, pero también gobernarla para el buen vivir de sus habitantes.