Icono del sitio La Razón

El hombre de historias

Crecí con él. Por lo menos una vez a la semana iba hasta el excine Murillo y no a mirar pornos, como el resto de mi promoción, sino para comprar revistas. Luego, con los años descubrí que ese tipo de revistas eran distribuidas por la también desaparecida Dismo, en la Pérez Velasco. Entonces iba a pie desde Sopocachi y volvía por el mismo método todo por ahorrar, y así poder comprarme más cómics.

Las aventuras de Robin Wood eran mis favoritas. Por la profundidad, por la variedad de personajes, porque me empujaban a conocer el corazón de los seres humanos y también espacios, ideas y civilizaciones. Así llegó el gran Nippur de Lagash, pero también los legionarios de Aquí, la Legión, llegó el pequeño huérfano Mojado (hablaremos de él enseguida) y Mark, el luchador del futuro. Leía una y otra vez esas aventuras y soñaba con poder escribir así. Pronto me di cuenta de que en los primeros guiones los diálogos eran largos, larguísimos; en cambio, en los más recientes eran muy cortos.
Admiré los dibujos de Salinas en Dago (mi historia favorita, que además tuvo un gran desarrollo en Italia y España), y los de Mangiarott, en Harry White, sin imaginarme que con los años tendría el privilegio de trabajar con él en esa aventura inigualable que se llamó Extra.

Y ahora, en el screening de Los Ángeles anuncian que se filmará Mojado, la serie del pequeño huérfano que pierde todo en un devastador terremoto que sacude México, y luego cruza la frontera al otro lado del río Bravo, en la cual el tontito de Trump quiere construir un muro. El emigrante ilegal se labrará su futuro a puro goles, literalmente, porque se convierte en boxeador y, por supuesto, en campeón.

Dirigirá la serie Juan Parodi, de gran desempeño en Sandro, serie que pronto estará en las pantallas de ATB sobre la vida del cantante argentino durante los años 60 y 70. Parodi creció en mi generación, leyendo por supuesto los mismos cómics que yo. Así que fue fácil pasar una hora de nostalgia con él recordando personajes, dibujantes… (a propósito, el de Mojado fue Carlos Vogt, el de Mi novia y yo, y de Pepe Sánchez).

Al final me dio la noticia: Robin Wood está enfermo de Alzheimer. Imagínese, el que llenó mi juventud y la historia de centenares de miles ahora no puede ni recordar la suya: un chico de abuelos australianos socialista fabianos que fueron a fundar una comuna en Paraguay. Increíble, pero quedan sus personajes y ésos, estoy seguro, lo recuerdan como quedan sus lectores. Volveré a La Paz y durante el fin de semana releeré sus cómics lo más que pueda. Será mi homenaje y nostalgia.