Plástico, una ‘peste’ moderna
El plástico está poniendo en riesgo la biodiversidad marina, la seguridad alimentaria y la salud humana.
Este año, en el Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemoró ayer, la comunidad internacional decidió resaltar las políticas que diferentes países están adoptando para enfrentar el masivo uso de bolsas plásticas y de otros productos de polietileno que está poniendo en riesgo la biodiversidad marina, la seguridad alimentaria y la salud humana.
En efecto, según estimaciones de la ONU, cada año se consumen aproximadamente 5.000 millones de bolsas plásticas, casi 10 millones por minuto. Y de mantenerse esta tendencia, en 2030 se producirán más de 619 millones de toneladas de plástico por año. Lo más grave de todo es que se trata de un producto que contiene sustancias tóxicas y tarda cientos de años para degradarse, lo que lo convierte en uno de los mayores problemas ambientales de nuestro tiempo.
Por caso, en las ciudades, las bolsas y otros productos de plástico son la principal causa de la obstrucción de las cañerías y alcantarillas, lo que a su vez provoca inundaciones y deslizamientos urbanos. Mientras que en el campo, la fertilidad de los suelos se deteriora de manera creciente debido a su expansión, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de las personas y animales.
Pero es en los océanos, mares y lagos donde se percibe con mayor evidencia el nocivo impacto de los plásticos. Por ejemplo, no son pocas las playas de la costa africana que han perdido su atractivo por causa de las montañas de basura acumulada, principalmente productos plásticos. Estas y otras razones han motivado a países como Senegal, Mali, Mauritania y Níger a prohibir la producción, importación, distribución y comercialización de las bolsas plásticas, con elevadas multas y penas de prisión para quienes vulneren esta norma. Y este problema afecta tanto a países del África como del Asia y del resto de los continentes, pues las corrientes marinas no conocen de fronteras y derraman su basura allá donde pueden. Por ello, las playas incluso de islas deshabitadas como la de Henderson, en el Pacífico sur, son un vertedero de desechos plásticos.
Por este motivo, días atrás la Comisión Europea propuso un ambicioso conjunto de medidas para limpiar las playas europeas y eliminar los plásticos desechables de sus mares y vías navegables. Además de prohibir ciertos productos como las bombillas y los cubiertos de plástico, este plan contempla exigir a los fabricantes de envases de comida, vasos o bolsas de que sufraguen una parte de los gastos de limpieza de esos dese- chos que tardan siglos en descomponerse.
De igual manera, en regiones como California han prohibido la utilización de bolsas plásticas de un solo uso, en favor de bolsas que cumplen con requerimientos mínimos de durabilidad para ser utilizadas reiteradas veces. Y es que, como bien advierten los expertos, una sociedad de usar y tirar no es sostenible. De allí la importancia de emular en el país estas medidas, orientadas a reducir la producción y comercialización de las bolsas plásticas, así como el reciclaje de estos productos.