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La manía de buscar en el baúl de la abuela

En su edición del 3 de junio, el suplemento Animal Político nos trae una entrevista al profesor argentino Nestor Kohan, invitado por la Vicepresidencia para la presentación del libro Comunidad, nacionalismos y capital. Marx 200 años. Textos inéditos (una primicia mundial, a decir de sus impulsores). En primer lugar, huelga señalar que el estudioso argentino no atraviesa por un buen momento en el panorama latinoamericano, sobre todo en una época en la que las interpretaciones del “marxismo del siglo XXI” están desprestigiadas a nivel mundial.

Y es que no solo resulta inoportuno reivindicar las consignas del chavismo como contribuciones al marxismo, sino también equivocado. El mismo intento de resaltar a Evo como un campesino originario que llegó para manejar el Estado boliviano como una expresión genuina que tiene relación con los postulados marxistas es una simplificación, con un tufillo a oportunismo barato. El impacto deseado de publicar escritos inéditos de Marx en un “paisito” como Bolivia, en palabras del propio entrevistado, representa solo eso: otro acto oportunista que intenta encontrar notoriedad mundial con un evento de dudosa veracidad.

Lo que nos plantea Kohan tampoco es muy novedoso, ya que su coterráneo Enrique Dussel, creador hace tres décadas de la Filosofía de la liberación, obtuvo notoriedad gracias al postulado posmodernista de que muchos caminos son posibles para obtener la nueva sociedad pergeñada por Marx; y que la evolución (sociedad primitiva, esclavismo, feudalismo y capitalismo) era un cliché de los marxistas mecánicos.

Estamos por terminar el ciclo de las experiencias “socializantes” en el que los étnicos (o los desamparados de la tierra) fueron transformados en el sombrero de los prestidigitadores del marxismo del siglo XXI, en las “reservas morales” de la sociedad; y lo único que se ha logrado es destruir la economía de los países y crear nuevas burguesías a costa de un hipotecado futuro. En pocas palabras, el planteamiento no solo ha dejado de ser novedoso, sino que además está totalmente desprestigiado.

Finalmente, lo más preocupante en la conducta de estos “investigadores” es el buscar y rebuscar en los viejos escritos de Marx (como si intentasen encontrar el anillo de oro en el baúl de la abuela) las respuestas para los problemas de la realidad actual. Una realidad totalmente distinta a la que vivieron los clásicos y a la que los “dizque marxistas actuales” no se atreven a darle respuesta.

En efecto, la nueva sociedad cibernética que está impulsando cambios en la conceptualización de la clase obrera; la conversión de la democracia en la consigna revolucionaria de la época (en contra de la trasnochada consigna de la “dictadura del proletariado”); los robots inteligentes que, como nuevos instrumentos de producción en posesión de las élites, podrían impulsar la deshumanización de la sociedad; el advenimiento de la informática como instrumento de control de la eficiencia del trabajo de los individuos y su posibilidad implícita de limitación de la codicia humana; la superinformación y la superplanificación que exigen los gobiernos mundiales; así como las modificaciones en las concepciones morales y éticas de la sociedad son fenómenos de la realidad actual, que se encuentran fuera de la visibilidad de estos teóricos que se esfuerzan en aparecer como los nuevos fariseos del marxismo.