Población Vs territorio
Un tema trascendente, tangencialmente estudiado en la planificación territorial es nuestra desigual relación entre población y territorio. Tenemos un poco más de un millón de kilómetros cuadrados de superficie para una población de un poco más de 10 millones de habitantes.
Conclusión: una densidad bajísima. En un territorio casi del tamaño de España y Francia juntos tenemos la población de una ciudad latinoamericana como Lima metropolitana. Desigualdad en la ecuación población/territorio que ha significado un enorme problema para nuestro desarrollo. Por esta razón, abrir carreteras para llegar a poblaciones alejadas de unos cuantos miles de habitantes es un esfuerzo descomunal y de poca rentabilidad para los bolivianos.
Por otra parte, este tema y otros también estructurales (mediterraneidad, topografía accidentada o inundable y centenarias peleas intestinas) han hecho de Bolivia una realidad compleja y difícil, que permite a algunos desorejados decir: ¿cómo es posible que otros países mediterráneos como Suiza han logrado desarrollarse y nosotros no? Pues, los suizos son 8 millones de habitantes en un territorio casi del tamaño de Tarija.
Creo que la densidad poblacional debe ser tomada en cuenta para interpretar nuestro histórico retraso nacional. Este tema fue desarrollado por uno de nuestros más grandes pensadores: Jaime Mendoza. En 1925, Mendoza publicó El factor geográfico en la nacionalidad boliviana, texto en el que trata nuestra complejidad geográfica con el recurso del Macizo Boliviano. En grandes componentes territoriales llega a la conclusión de que esa masa geográfica, definida por las cordilleras y el altiplano, está cerrada hacia el occidente y tiene complejas aperturas hacia la Amazonía. Por ello, “Bolivia, al nacer, venía al mundo profundamente deformada en su estructura físico-geográfica”.
Sobre el tema de su población, el ilustre ensayista no se refiere al número, pero sí a los interminables desencuentros políticos y al marginamiento del indio en los proyectos nacionales. Para superar esos males de nacimiento Mendoza propone la fuerza y la unidad social, y la “reconstrucción geográfica dentro de los moldes territoriales”.
Tema peliagudo nuestra relación población/territorio. De él brotan preguntas hirientes: ¿cómo es posible que en casi 200 años de vida no hayamos podido dar trabajo, salud y educación a una pequeña población (insisto, del tamaño de una ciudad vecina) con un inmenso territorio y riquísimo como pocos? Quizás porque somos apenas 11 millones de habitantes en un inmenso e inabarcable territorio. Eso sí, seres intolerantes y exaltados como “nadies”.